La crítica -
Por Juana Samanes
Se le considera uno de los mejores directores europeos actuales y su legión de admiradores aumenta por realizar películas de autor minimalista donde muestra su interés por temas importantes que afectan al ser humano, desarrollando siempre personajes de una clase social desfavorecida.
Aquí los protagonistas son Ansa y Holappa, dos personas solitarias que se conocen por casualidad e intentan encontrar el último amor de sus vidas, pero también el único. No obstante, no es fácil mantener esa relación porque se suceden una serie de catastróficas desgraciadas por el alcoholismo de Holappa, porque se extravían los teléfonos y, en general, porque todo parece estar en su contra para que consigan la felicidad.
Como suele ser usual en las películas de Kaurismaki, en multitud de secuencias aparece su peculiar humor, que a algunos les parecerá descacharrante y a otros totalmente absurdo. Igualmente la puesta en escena de la historia ofrece datos contradictorios, por su forma de vestir y la atmósfera de los locales a los que acuden, podría ser una película de los años 60 o 70, pero las noticias que el protagonista oye en la radio, sobre la cruel guerra en Ucrania, la sitúan en los tiempos actuales. De alguna forma es la modesta contribución de Kaurismaki a su visión de los conflictos bélicos, algo que considerada sin sentido, por ello apuesta por una historia donde se habla del anhelo de amar, de solidaridad y también de respeto a otros seres humanos.
La película sigue la misma línea que películas anteriores de Kaurismaki como El hombre sin pasado o El Havre, desde el momento que tiene un aire triste y melancólico. Con claras referencias a clásicos del cine como Breve encuentro, se trata de un relato sencillo pero que atrapa.
Candidata a los Óscar a la mejor película internacional ( se sabrá si es una de las seleccionadas el próximo 23 de enero) Fallen Leaves ya lleva cosechados premios importantes como el del Jurado en el pasado Festival de Cannes.
La música que se escucha en el filme, que contiene temas muy variados, ha manifestado Kaurismaki que la sacó de discos que tiene en su casa. Siguiendo con las anécdotas, la perra que sale es la del propio director, al parecer era callejera hasta que la recogió en Braga, Portugal.