Está donde quería: en la rampa de salida para volver a poner en un brete a la ACB. Hasta en tres ocasiones le cerraron la puerta y no se resigna. El Tizona seguirá peleando por competir en la máxima categoría nacional, siempre que lo gane en la pista. Su sueño es jugar en la Liga Endesa, máxime cuando ha sido el germen en la reducción de las exigencias económicas. La próxima campaña militará en la LEB Oro, a un paso de alcanzar el cielo.

La historia del club burgalés está jalonada por éxitos y fracasos y su ‘marca’ es la lucha y la reivindicación. Sin duda, las negativas de la ACB fueron un acicate para derrotar el muro. Bajo la magistral batuta de Andreu Casadevall se confeccionaron plantillas de ensueño para conquistar en la pista el ascenso. Las temporadas 2012-15 fueron de absoluta superioridad deportiva. Un camino de rosas que en tres ocasiones inexorablemente finalizaba en un precipicio económico. A la tercera se dio por vencido y emprendió una nueva senda. La primera, acudir a los tribunales, en el que años más tarde salió ganador; despejando el camino para el futuro y abriendo la puerta a los ascensos y descensos.

La segunda fue más romántica: volver a empezar. En la campaña 2015-16 se estrenó en la Primera División y de la mano de José Luis Cubillo ascendió a EBA. En estos últimos cinco años ha ido escalando posiciones y superando categorías hasta reconquistar la LEB Oro.

Anton Maresch (i.) y Jorge García besan el trofeo de campeones de LEB Oro que les abría la puerta a ACB en 2015. - Foto: Jesús J. Matí­as

Tanto la directiva, que es la misma que hace un lustro y sigue presidida por Miguel Ángel Benavente, como el cuadro técnico, que actualmente está comandado por Jorge Elorduy, van a seguir luchando por estar en ACB.

Desde el primer momento que se conoció el ascenso del Tizona a LEBOro las felicitaciones han sido numerosas. No solo por parte del largo centenar de jugadores héroes en los ascensos, sino también el mundo del deporte se congratula.

Una alegría especial ha sentido Andreu Casadevall. El filial del Valencia -donde está trabajando como coordinador de la cantera de L’Alquería- ha subido a Plata y «Burgos, a Oro. Una doble satisfacción. Lo primero que hice fue llamarles por teléfono. Es un ascenso merecido y muy emotivo, máxime en estos tiempos donde los recuerdos de los ascensos han aflorado de una manera especial». 

El Tizona regresa a la categoría donde reinó y con la misión de elevarse definitivamente hasta la Liga ACB.