Diario de Burgos

«Soñamos con volver a ver el restaurante lleno»

R. PÉREZ BARREDO
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El suyo es uno de los sectores más castigados por la maldita pandemia, si no el que más. Sobreviven al borde del abismo, condenados a una realidad y a decisiones radicales que están minando sus ilusiones y esperanzas

Valva Andrade y Mario Navarro, hosteleros, regentan el restaurante 'La Marmita', en el barrio de Parralillos. - Foto: Valdivielso

En La Marmita se come el mejor pescado de Burgos. Lo saben bien quienes ya conocen el restaurante que dirigen Valva Andrade y Mario Navarro en el barrio de Parralillos. Pero en los últimos doce meses se han dado muy pocas ocasiones de disfrutar de sus secretos gastronómicos: la pandemia y sus restricciones han hecho que este templo de la cocina apenas haya abierto algo más de tres meses, coincidiendo con el relajamiento en las prohibiciones que se dio en verano. Estos doce meses han sido terribles para su sector. Ellos han tenido cerrado su establecimiento más de medio año, a excepción del verano y alguna semana más. 

«Para pagar los gastos y poco más», explican. Sin la posibilidad además de dar cenas, decidieron abrir también los lunes, que era su día de descanso. Reconocen que ha sido -está siendo- duro. «Psicológicamente lo hemos pasado mal. Sin saber cuándo íbamos a poder abrir, de qué manera, con qué horario, con qué aforo… Ya no solo es que estés en tu casa, es que no sabes cuándo y cómo vas a volver. Tuvimos la suerte de un buen verano en el que nos ayudó la terraza, que nos dio la vida, y la gente respondió. Pero luego en otoño otra vez a echar el cierre». 

Entre tanto vaivén de desescaladas y restricciones, la última vez que La Marmita estuvo abierta fue durante 27 días. «Avisaron un lunes por la noche de que el martes se volvía a cerrar todo. ¿Qué hacemos con todo el producto, con todos los pedidos? Un desastre», zanjan. Y a todo esto, cumpliendo con todos los pagos religiosamente. «De las anunciadas ayudas de la Junta a día de hoy no ha llegado un solo euro. Cero. Lo único, que este año no hemos pagado por la terraza». Aseguran que añoran las jornadas de catorce horas diarias que se metían entre pecho y espalda antes de que llegara el infierno a la tierra. 

«Nos preguntamos cuándo volverán esos días. Soñamos con tener otra vez el local lleno de gente, que no quepa nadie más. Y eso ahora mismo lo vemos imposible». Valva y Mario tienen claro que la hostelería ha sido demonizada en esta pandemia. Sienten que se ha culpado a su sector de todos los males. Injustamente.  Aunque la vacuna ya está aquí, la incertidumbre permanece. Cuándo y cómo reabrirán, ¿responderá la gente? «Estamos deseando volver a trabajar. Intentarlo al menos. Intentar recuperar. Incluso por nosotros, por nuestra rutina, para aprovechar el tiempo, para sentirnos realizados...». Quieren mirar al futuro con esperanza porque no pueden ni imaginarse otro año así. Ni en la peor de sus pesadillas. «Ojalá todo vuelva a fluir como antes...».