Asimilar un diagnóstico de cáncer es difícil para cualquier persona, de la edad que sea, por lo que se presume más complicado aún para un niño. La enfermedad trastoca la vida de la familia, introduce cambios, y es necesaria la implicación de esos locos bajitos. Una de las maneras de explicarles lo que sucede es abrir un libro. Guillermo Ruiz-Rozas, de la librería Mar de Hojas, observa que hay un buen puñado de obras centradas en el cáncer, en general, y en el de mama, en particular.

El primero que saca de la estantería es El cáncer odia los besos (Ed. Picarona), un álbum ilustrado que convierte a las madres en superheroínas y está escrito por una de ellas, Jessica Reid Sliwerski. «A la autora le diagnostican cáncer de mama cuatro meses antes de dar a luz y relata cómo fueron las fases que pasó, y que, además, al estar embarazada no la pudieron dar quimio», resume antes de pasar a la segunda recomendación: Una flor de repuesto para mamá (Takatuka): «Está escrito desde el punto de vista del niño y cómo afronta la enfermedad con la madre como si fuera una aventura».

Desde la voz del hijo se deshilacha El pañuelo mágico (Ed. Salvatella), con texto de Joan González y María José Moya e ilustraciones de Agnès Capella. El lector se acerca a las emociones de Luigi, un niño que pide a los Reyes Magos un pañuelo para regalárselo a su madre. Pero no será uno cualquiera.

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