Su trabajo no es agradable y se realiza en la sombra pero es fundamental para evitar problemas sanitarios tanto en los espacios públicos como en las instalaciones deportivas o los autobuses urbanos. La brigada de control de plagas del Ayuntamiento, integrada por dos operarios, es la gran desconocida dentro del organigrama municipal. Si su labor siempre es importante, lo ha sido todavía más durante la pandemia del coronavirus para dar muchas tranquilidad a colectivos como los conductores de autobús y los taxistas y, por extensión, a los usuarios.

Todos los días de año llevan a cabo tareas de desratización, desinfección de piscinas o polideportivos, colegios, escuelas infantiles o autobuses, capturan gatos, avispas, mosquitos o topillos, palomas. «Menos de los perros nos ocupamos de todos los bichos», aseguran riendo Crisanto Alonso y Goyo Salvador, los dos integrantes de la brigada, que incluso han buscando a la víbora hocicuda que alguien vio en el parque de la Nevera. 

Afirman que debido a la lluvia y al calor ha crecido mucho la hierba y han proliferado los mosquitos, pequeñas culebras o víboras, topillos o cucarachas pero nada preocupante. «Los topillos se han erradicado un poco pero son estacionales y volverán. Si el invierno es muy duro están en el campo y cuando los agricultores mueven el campo vuelven a la ciudad a cobijarse», afirman.

Realizando labores de desinfección de vehículos. - Foto: Patricia

La erradicación de las ratas o los ratones en una de sus labores diaria planificada, de modo que durante el año ‘peinan’ todas y cada una de las calles de la ciudad, algunas hasta varias veces, y también actúan de manera puntual por las llamadas que los vecinos realizan al Servicio 010. 

La ciudad no tiene problemas de plagas por roedores, de hecho los técnicos aseguran que el cambio progresivo de la tuberías de la red de alcantarillado, que lleva a cabo la Sociedad de Aguas, por otras de PVC ha evitado muchos problemas en este sentido. «En la fisuras de las tuberías antiguas se acumulaba basura, también se ha minimizado su presencia por la generalización de los contenedores, no hay que olvidar que antes se dejaba la basura en la calle. Son animales listos y buscan la comida y hacen su cueva al dado de la comida para no desplazarse mucho, por ello no se debe dejar la basura fuera cuando los contenedores estén llenos». 

Los operarios abren las arquetas de las alcantarillas y colocan en su interior unos portacebos con saquitos que contienen cereales o cebo fresco con veneno y después de dos días regresan para controlar. «Si han comido se vuelve a poner, y si no lo han hecho significa que el problema está erradicado Son venenos que causan una muerte lenta para evitar que consuma una rata y el resto no. Son listas. Si come una y muere, el resto no pican».

Goyo Salvador y Grisanto Alonso, de la brigada. - Foto: Patricia

Recuerdan que la presencia de ratas en el alcantarillado es beneficiosa, dado que se comen restos y excrementos y evita que lleguen a la depuradora pero si salen de su hábitat causan un problema, que «provoca molestias» al ciudadano.

En el caso de las abejas, cuentan con unos ‘núcleos’ de madera que ponen en el lugar en el que se encuentran para que entren y luego se entregan a algún apicultor. Más complejo es erradicar las cucarachas, que se hace con insecticida.

También se encargan de desinfectar los espacios municipales como piscinas y polideportivos. Su pericia y formación (se necesita un carné especial para manipular virucidas) ha sido fundamental en la desinfección de los taxis durante la pandemia, así como de los autobuses y vehículos municipales. Han llevado a cabo más de 8.000, lo que da idea del esfuerzo realizado.