La proliferación de todo tipo de artilugios electrónicos -desde teléfonos móviles hasta tablets pasando por ordenadores portátiles- entre los burgaleses ha traído consigo un peligroso fenómeno, el incremento de las simulaciones de delito de personas que han perdido esos aparatos pero que denuncian falsamente que les han atracado para arrebatárselos. ¿Qué buscan con ello? Cobrar fraudulentamente el dinero del seguro, cuya póliza solo cubre los robos con violencia e intimidación. La Policía Nacional esclarece una media de entre uno y dos casos de esta naturaleza al mes y el castigo puede rondar los 2.000 euros de multa, además de la condena por estafa que el juzgado pueda imponer al infractor si consumó el engaño a la aseguradora.

La simulación de delito está tipificada en el Código Penal y no se trata de un fenómeno reciente. Siempre ha habido ciudadanos que han fingido ser víctimas del robo de su coche o de provocar su incendio para estafar al seguro, «pero desde la irrupción de las nuevas tecnologías y la llegada a los hogares de todo tipo de aparatos, sobre todo teléfonos móviles, esta clase de ilícito penal se ha disparado», explica Alfonso Rodríguez Santocildes, jefe del Grupo II de la brigada provincial de la Policía Judicial de Burgos.

En ocasiones es en las propias tiendas de telefonía donde se aconseja a los usuarios que denuncien un atraco si extravían o les hurtan el móvil, pues es el único modo de que el seguro resarza al dueño. Pero en realidad «están animando a delinquir». La Policía Nacional persigue estos hechos como cualquier otro ilícito, pero más motivados si cabe porque quienes presentan una denuncia falsa «están haciendo gastar recursos policiales» a la Comisaría que no puede destinar a investigaciones que «sí tienen verdaderas víctimas».

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