Diario de Burgos

Septiembre como segunda piel

P.C.P.
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Natalia Para ha lanzado desde Palacios de la Sierra una línea de ropa con prendas básicas, unisex y respetuosas con el medio ambiente

Natalia Para, con camiseta, bufanda y bolso de September Stop diseñados por ella en Palacios de la Sierra. - Foto: F2Estudio

Una camiseta blanca, unisex, con «conciencia y sentido». Un concepto simple a la par que complicadísimo de alcanzar. Un soplo de aire fresco y comprometido con el medio ambiente,  como septiembre, el mes en el que se refrescan los campos, el monte y las ideas.

Septiembre como aptitud. El mes en el que nació Natalia Para, hace 27 años. El inicio de la vida, y del curso. Palacios de la Sierra como inspiración. «La naturaleza, el entorno, lo más valioso es lo que tienes que cuidar. Y aquí tanto sus bosques como el mismo pueblo los cuidamos y los queremos mucho». Esas dos ideas mezcladas en la cabeza de esta joven, que bulle desde pequeña con una creatividad desbordante, se han acabado plasmando en la ropa pero podían haber sido láminas, tazas, canciones... «Dibujaba por afición, como una forma de expresar algo en el mundo». También tocaba el violín, «las artes siempre han estado en mi vida» pero siguiendo el hilo de una madre que cose como los ángeles -«nos hacía ropa y disfraces increíbles» ha llegado a crear su propia marca de ropa, September Stop (de su apellido en inglés).

Septiembre como segunda piel. La camiseta preferida de las prendas que hasta ahora ha diseñado Natalia Para y que confecciona en un taller de La Rioja, «especializado en tintes ecológicos naturales», donde se ocupan del asesoramiento y el patronaje, y le han dado «a una novatísima la confianza de que podía hacerlo», apunta agradecida.
Ese plus de buscar prendas «que al menos no supongan más daño para el medio ambiente», complica  y encarecen el resultado. «Quiero una producción en la que se valore todo el proceso de elaboración, desde el que hace el patrón hasta quien cose la etiqueta, por eso quiero talleres nacionales, y también productores, aunque con los tejidos a veces es complicado», asume Para. «Dar valor al trabajo que hay detrás» una filosofía que quiere que llegue al cliente.

El logotipo de la marca.El logotipo de la marca. - Foto: F2Estudio

El logotipo de September Stop también dice mucho. «La imagen de una chica que podría estar inspirada en mí misma», con gafas y una boina como representación de la cultura francesa que tanto gusta a Natalia Para y el nombre en inglés, más atractivo y para el mundo virtual en el que ella se mueve. Pero siempre con Palacios de la Sierra como base. «En ningún momento pienso que por estar aquí vaya a tener impedimento de crecer, porque desde aquí te puedes mover a muchos sitios y además funciona muy bien la mensajería. No me planteo irme a otro sitio», afirma rotunda. Incluso, reconoce que se lo espera «más complicado», pero los tiempos de entrega son incluso inferiores a los de ciudades.

«Queremos incentivar el negocio online pero si podemos asociarnos con pequeños comercios, porque nos gusta lo cercano, lo local, estupendo», añade para apuntar que ya han empezado con una tienda en Burgos, Maîson 44.

September Stop por el momento no pasa de un proyecto ilusionante, cuyo futuro dependerá de si en un año se cumplen los objetivos que se ha marcado su creadora, una persona «metódica» que llevó mal los inicios «caóticos» hasta que aprendió que «no se puede tener un control absoluto de todo» y empezó a disfrutar. Ahora tiene la ayuda de dos personas, una de ellas su hermana, aunque de momento cada una mantiene su profesión principal sin relación con la moda.

La suya es la de fisioterapeuta. Tampoco tiene más nociones empresariales y de contabilidad que las aprendidas en la universidad. «Estaría bien que se estudiase en el instituto», apunta. Tampoco ha recibido ayuda de las administraciones o de programas de mentorización de emprendedores. «Una subvención la solicitas cuando ves que puedes vivir de ello» y prefiere ser «muy prudente y comedida» antes de pedirla.

Natalia, además de diseñar, posa con sus creaciones, habitualmente en la pasarela natural de los bosques y rincones de Palacios, a un ritmo que marca estilo. «No tenemos prisa. Lo llamamos ‘slow fashion’, una producción pequeña que no va con las temporadas, sin el agobio de tener que sacar producto. Y como es poquita cantidad, podemos implicarnos mucho en todo», apostilla. Tan poquita que los gorros hechos a mano «se agotaron dos veces» y al final Natalia se quedó sin el suyo. Los vendía junto con una bufanda, que fue la primera prenda que vio puesta a alguien desconocido, por la Plaza Mayor de Burgos. «No me lo terminaba de creer. Me hizo muchísima ilusión», exclama.