Cualquiera sabe de manera intuitiva que después de un día de mucho estrés un paseo por un entorno verde reduce la presión y sienta muy bien y que quien vive en un lugar sin tráfico y con el canto de los pájaros por compañero probablemente es más feliz que quien se despierta con las bocinas de los coches. El hecho de que estar cerca de la naturaleza es bueno ha pasado a ser objeto de estudio y, sobre todo en Japón, ya hay investigaciones que aseguran que este contacto cercano mejora algunas condiciones de salud, un argumento de peso que utilizan los forofos de los baños de bosque.
Se trata de una experiencia importada del país nipón -allí se llama shinrin yoku- que consiste en «conectarse con la naturaleza a través de los sentidos», como explica la ingeniera técnica forestal Noemí Hortigüela, propietaria de Sylvatia (www.sylvatia.com), una empresa de educación ambiental creada con el apoyo del CEEI y promotora en Burgos de esta forma de pasear: «Es una práctica de bienestar que puede derivar en que puedes relajarte y disminuir el estrés. Se han hecho varios estudios que indican que la práctica de baños de bosque nos aumenta el sistema inmunitario y potencia las células natural killer, que son las primeras que actúan contra una infección. En Japón hay doctores que trabajan en estas líneas».
Su empresa es una de las dos únicas que existen en Castilla y León que ofrecen en la actualidad estos baños de bosque, que tienen una duración que oscila entre una y dos horas y media dependiendo si se desarrollan en un entorno natural urbano o en un bosque silvestre y un precio de quince euros por persona. En Burgos ciudad se puede llevar a cabo (y se ha hecho) en zonas como el Parral, Fuentes Blancas, en el campo de tiro y en el Castillo: «La calidad de la experiencia varía en función del lugar en el que se desarrolle. Según lo que nos cuenta la gente, la experiencia en un bosque silvestre por la provincia es algo que gusta mucho».
Cada paseo o baño de bosque es diferente en función de lo que deseen los clientes y de las condiciones del día que puedan influir más o menos en las ‘secuencias’ marcadas, que son las actividades que esta experta en medio ambiente propone a los paseantes. La versión reducida de baño de bosque que este periódico hizo con Noemí en el Parral la víspera del no-Curpillos consistió en cerrar los ojos y prestar atención en la luz, los sonidos y los olores (a pesar de la mascarilla) que ofrecía un parque urbano muy embellecido por el crecimiento silvestre de los últimos meses y plagado de pájaros cantores de muy distintas tonalidades.
«Antes hacíamos muchas cosas que implicaban contacto en grupo porque se fomentaba la socialización y eso es algo importante de esta práctica pero ahora, cuando se retome la actividad, primaremos que sea de forma individual para evitar cualquier tipo de contacto que dé problemas», afirma Hortigüela, que está formada como guía de baños de bosque por el Forest Therapy Institute que se define en su propia web como «un grupo de profesionales de diferentes países que se han unido para crear un programa innovador y único de formación de guías de baños de bosque, terapia de bosque y formación en salud y bienestar basada en el bosque y la naturaleza».