Diario de Burgos

Vacaciones virtuales

Sara Borondo
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Niños y adultos se evaden con actividades sencillas en una isla desierta poblada por animales

Una de las principales virtudes de los videojuegos es su capacidad para abstraer al jugador del mundo que le rodea y llevar su atención a los mundos virtuales que crea. Estos últimos días millones de personas de todo el mundo pueden evadirse durante un rato del confinamiento físico yéndose a una isla desierta e incluso compartiendo la experiencia con otros jugadores gracias a Animal Crossing: New Horizons. 

La serie de Nintendo propone al jugador vivir en un pueblo habitado por animales antropomorfos y dedicarse a coleccionar distinto mobiliario, diseñar ropa, recoger fruta, desenterrar fósiles, pescar y cazar insectos y ampliar con ello el fondo del museo local, hablar con los vecinos… actividades que no tienen en sí un objetivo final y ninguna es obligatoria, de forma que es un juego muy tranquilo y relajante. Aunque pueda parecer un juego para niños, la gran mayoría de sus jugadores son adultos que quieren organizar el mundo a su gusto y coleccionar todo tipo de objetos. 

Los seguidores de Nintendo Animal Crossing llevaban siete años esperando una nueva entrega tras New Leaf, que salió para 3DS. En este tiempo sí han salido algún spin off como Happy Home Designer centrado en la decoración o la versión para móviles Pocket Camp, pero era muy esperado el siguiente título de la serie principal y no ha defraudado este nuevo juego que ha salido para Switch. 

En esta ocasión el personaje no llega como nuevo vecino de un pueblo ya asentado sino como uno de los primeros habitantes de una isla desierta en la que hay que ir creando una comunidad realizando prácticamente las actividades habituales, pero Nintendo ha incorporado algunas de las peticiones insistentes de los jugadores como contar con un trastero en el que guardar de forma centralizada todos los objetos que se consigan. 

La primera novedad se percibe ya en la creación del personaje, que se puede personalizar, y en que se puede elegir la forma inicial de la isla. Una vez allí llama la atención el magnífico aspecto gráfico del juego; en Animal Crossing el tiempo es el que marca la consola; será de día o de noche según el momento en que se juegue y las estaciones también responden a las reales. En invierno habrá pocos insectos y la nieve cubrirá todo. Actualmente ya se ha deshelado todo, la primavera acaba de empezar y hay lluvia muchos días en los que salen los caracoles. 

Pero hay muchas más novedades, como que se pueden crear objetos con los materiales recogidos para usarlos como herramientas o como decoración para la isla, ya que ahora se puede modificar tanto el aspecto como la orografía cambiando terrenos o modificando el curso de los ríos. El jugador tiene más opciones que nunca de personalizar el mundo de juego a su antojo. También existe la opción de visitar otras islas desiertas de forma esporádica y conseguir así nuevos recursos. 

Tom Nook, uno de los personajes más conocidos de la serie, antaño encargado de la tienda y prestamista, se convierte en un gestor que va marcando el ritmo del juego, ahora más dirigido que en versiones anteriores. En el Nookófono hay, entre otras, aplicaciones para usar el modo foto, consultar el catálogo de peces e insectos, ver los objetos que se pueden construir o para el multijugador local, ya que en cada consola puede haber varios jugadores que comparten isla, aunque hay bastantes restricciones al jugar en la misma pantalla. El multijugador online es hasta para ocho jugadores.

Animal Crossing: New Horizons logra tener al jugador disfrutando de actividades relajantes y tranquilas durante un tiempo cada día, ya que, además, es un juego de largo recorrido.