Diario de Burgos

La carta interminable

P.C.P.
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Trabajadoras de ayuda a domicilio en Melgar, Villadiego, Estépar, Santa María del Campo y la Bureba amplifican las quejas por los atrasos en los pagos y las malas condiciones laborales

Trabajadoras de ayuda a domicilio de las zonas de Villadiego, Estépar,Santa María del Campo y Melgar de Fernamental, con el alcalde de este municipio en la plaza. - Foto: Patricia González

Soy trabajadora del servicio de ayuda a domicilio en la comarca de Odra-Pisuerga y estoy bastante decepcionada con el trabajo y con ustedes. Y me dirán que ¿por qué? Porque es un trabajo a medias, es difícil tener una jornada completa porque cuando los usuarios están enfermos y se van al hospital no se contabilizan las horas, cuando se van con sus hijos tampoco, cuando viene la familia (en algunos casos) tampoco, cuando se van de vacaciones, exactamente igual; por todo esto es imposible que tengamos una jornada completa, con lo cual nuestro salario, que ya es bastante precario, se queda bastante mermado, al igual que nuestra cotización a la Seguridad Social. ¿A qué edad nos jubilaremos? ....

Creo que realizamos una gran labor en la tan cacareada por ustedes ‘España vacía’ y no se nos tiene en cuenta para nada, y tampoco a las personas a las que ayudamos.

Purificación comenzó a escribir esta carta el 5 de marzo, cuando ni siquiera intuía las consecuencias del coronavirus. La firmó 4 veces en 4 lugares diferentes, porque realizó 3 añadidos antes de entregarla personalmente en el registro de la Diputación el 28 de mayo. Aún espera a que alguien en la institución provincial se digne en contestarla. El último añadido está escrito a boli: ‘27 mayo. Hemos cobrado la nómina de mayo pero no nos han pagado el kilometraje, trabajamos para ganar dinero no para ponerlo. ¡Hagan algo con esta empresa ya!’, concluye ese texto, que ha decidido sacar ahora, tras leer en este periódico las quejas de sus compañeras de las zonas de Salas de los Infantes y Quintanar de la Sierra.

El lunes, en la Plaza Mayor de Melgar de Fernamental y respaldadas por su alcalde, José Antonio del Olmo, 24 trabajadoras del Servicio de Ayuda a Domicilio contratadas por Sacyr Social en las zonas de Melgar, Villadiego, Estépar y Santa María delCampo se volvieron a concentrar para reclamar las cantidades que la empresa les adeuda, en algunos casos desde hace muchos meses, y exigir a la Diputación que se implique en la mejora de sus condiciones laborales y que no prime el criterio económico en la adjudicación del próximo contrato (el actual se encuentra en prórroga por el retraso en la publicación de la nueva licitación). También temen que si no se ponen al día los pagos a todas las trabajadoras y se cambia de empresa, se queden sin cobrar lo que les pertenece. «Si se van, a ver dónde vamos a pedir».

Les duele, sobre todo, que Sacyr Social y la administración traten de circunscribir todos los problemas a la pandemia. «Da la sensación de que todos los problemas vienen de la covid, pero empezaron mucho antes y se han agravado ahora», sostienen. Así lo demuestra la misiva de queja de Puri, fechada inicialmente el 5 de marzo. Pancarta en mano, unas a otras empiezan a preguntarse por las nóminas, un auténtico jeroglífico que ninguna acierta a comprender. «Cuando consigo entender un concepto, al mes siguiente lo cambian», apunta.

Sacyr Social aseguró a este periódico que tramitaba una veintena de reclamaciones en Burgos. A ellas no le salen las cuentas y aseguran que tienen que ser cientos. «Cada cosa que queremos decir es una reclamación», sostienen, algunas desde el año pasado. Aunque la Diputación está al día con los pagos a la empresa, estas empleadas consideran que podría hacer más para velar por la calidad del servicio.

Y también de las carreteras por las que se ven obligadas a transitar, con baches, un asfalto indecente y cunetas sin limpiar. «Están abandonando a los pueblos», se quejan. Esos viajes, a 0,19 euros el kilómetro, les generan un estrés y unos riesgos -animales, tractores, camiones de reparto, nieve y hielo...- que están pagados, tarde y mal, pero nunca agradecidos.