Diario de Burgos

Salas de los Infantes intenta salvar su matadero

P.C.P.
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Sanidad cerrará las instalaciones a finales de febrero si no se actúa urgentemente y se presenta un plan integral de mejoras. Hay una primera inversión presupuestada de 30.000 euros

Ángel Martínez revisa con un trabajador las instalaciones. - Foto: F2Estudio

El concejal Ángel Martínez ha iniciado una lucha contrarreloj para tratar de mantener abierto el matadero municipal de Salas de los Infantes. Sobre sus instalaciones obsoletas pende una amenaza de cierre inminente del Servicio Territorial de Sanidad, donde se ha abierto un expediente, que solo podría frenarse con una actuación urgente y un plan de mejoras a largo plazo.Por el momento, asegura que los presupuestos de la villa cuentan con 30.000 euros para una primera inversión, si bien aún no se ha concluido la redacción de la memoria ni licitado las obras.

La clausura de este centro dejaría en la calle a 6 trabajadores de la empresa Monpitenero, que paga por explotarlo 24.000 euros anuales. Pero además afectaría gravemente a ganaderos y carniceros de Salas de los Infantes y su comarca, que se verían obligados a realizar más kilómetros para llegar hasta el matadero de Burgos capital o salir fuera con el vacuno, puesto que los existentes en la Ribera solo están para ovino (lechazos) y el otro queda bastante lejos, en Villarcayo.

Martínez contrapone la gestión del Ayuntamiento de las Merindades, que llegó a destinar hasta 80.000 euros al año y ha contratado a 5 empleados municipales, con la de Salas, que en los últimos años ha ingresado más de 400.000 euros por el alquiler y apenas ha invertido cantidad alguna en el mantenimiento de las instalaciones.

Los baches hacen casi impracticable la entrada a las instalaciones.Los baches hacen casi impracticable la entrada a las instalaciones. - Foto: F2Estudio

Solo la entrada, con unos enormes baches llenos de agua y hielo, ya evidencia la dejadez y el abandono al que se encuentra relegado el matadero. Las puertas de las muelles de carga están agujereadas y sin automatizar, las cámaras de frío necesitan una remodelación absoluta, así como la instalación de fontanería y la zona donde se trata el material específico de riesgo (MER), obligatoria a raíz de la crisis de las ‘vacas locas’. Las vallas están todas en precario y la zona donde se limpian los camiones tras descargar parece que se acaba de incendiar, sin impermeabilización ni aislamiento alguno. Los primeros 30.000 euros solo alcanzarían para modernizar los muelles de carga, la fontanería interior y alguna de las cámaras de frío. Para bachear «habría que tirar de remanente», apunta Martínez.

El representante de Vox, en la Concejalía de Industria, Comercio y Turismo, cree firmemente en el futuro de la instalación, que durante décadas ha estado abandonada, por lo que ha impulsado una campaña de recogida de firmas en los comercios de Salas y de la comarca para tratar de convencer a sus compañeros de corporación de  la necesidad no solo de mantener abierto el matadero, sino de invertir en ampliar el negocio. Así, Martínez trabaja en el proyecto para la creación de una sala de despiece que permitiría trabajar con la carne de caza, una actividad muy importante en la Demanda. Para ello, trataría de gestionar una subvención del 30% de Agalsa, aunque sería necesario que se cayese alguno de los proyectos que han copado ya la línea de crédito, o usar parte de los remanentes municipales.

El concejal entiende que esta nueva línea podría atraer clientes de otras comarcas e incluso La Rioja, porque permitiría despiezar los animales abatidos y comercializarlos. En Castilla-La Mancha funcionan con éxito y exportan gran parte a Francia, donde se consume más carne de caza que en España.

Pedro Montero gestiona el matadero desde hace 12 años y calcula que habrá «enterrado» cerca de 400.000 euros en un local que no es suyo. «Y si el ayuntamiento no quiere ayudar, yo no voy a poner más, pero a esto hay que pegarle un cambiazo», afirma rotundo. «La actividad ha bajado mucho, en este tiempo no se ha invertido ni un céntimo y el canon es altísimo», recalca. Estas Navidades han recuperado «algo» un negocio que perdió en 2020 las mejores fechas,Semana Santa y las fiestas de agosto, y que vive en la incertidumbre por los altibajos hosteleros. «Conozco clientes que de matar 200 lechazos todas las semanas han pasado a matar 20», ejemplifica. El matadero ahora cierra los viernes, por el descenso de actividad.