Diario de Burgos

La CHD alerta de especies en peligro por especies invasoras

SPC
-

Insisten en que se trata de un problema "muy serio" que en buena parte viene motivado por la mano del hombre, aunque no sea de manera intencionada

En la imagen, bermejuelas, una de las especies en peligro. - Foto: Ical

La introducción de especies invasoras en la cuenca del Duero puede llegar a provocar la desaparición de un grupo de peces tan habituales en nuestros ríos como es el caso de la boga, una variedad “muy salvaje” que se encuentra “en claro retroceso” e incluso desaparecida ya en algunos tramos, lo que la ha convertido en “la especie más amenazada”. El aumento de las especies invasoras es el principal causante de este riesgo, porque son animales que “tienen la manía de tratar de sobrevivir tanto como las especies de aquí”, y aunque en ocasiones tendamos a pensar que su adaptación no es buena a un nuevo entorno, “al final se acaban adaptando”.

Así lo explica a Ical el jefe del Servicio de Vertidos del Área de Calidad de las Aguas de la Confederación Hidrográfica del Duero (CHD), Carlos Marcos, quien reconoce que la presencia de especies invasoras, en claro aumento, supone “un problema enorme”, porque muchas de ellas “depredan sobre las nuestras y compiten por el alimento y por el hábitat”. Es el principal efecto que se prevé por parte de este colectivo, ya que provocarán “que muchas de nuestras especies desaparezcan”, advierte.

Lo que hay que intentar conseguir es “un nuevo equilibrio” aunque en muchos tramos de río “el riesgo es real” porque estas especies supondrán “un factor más que contribuya a su desaparición”,, si bien “en el momento en el que desaparezcan los peces de un río donde los había tradicionalmente, será un síntoma de que el ecosistema ha fallado”, insiste Marcos. El pez gato, el lucioperca o la carpa son algunas de las especies invasoras que más amenazan en la cuenca del Duero.

La presencia de especies foráneas suponen “un problema muy serio”, sobre todo en el medio acuático, donde su control resulta “imposible” y donde llegan “para quedarse para siempre”, añade. “Es imposible eliminar todos los peces del río”, sobre todo cuando detrás se encuentra en buena medida la mano del hombre, aunque no sea de manera intencionada. Y es que se ha detectado que “están apareciendo peces en diferentes tramos de río donde antes no había, y eso es un problema”, recalca Marcos.

Durante el desarrollo en los últimos años del programa Life Cipriber, que se ha llevado a cabo en ríos al sur de Salamanca para perseguir la protección y recuperación de poblaciones de siete especies de ciprínidos considerados de especial interés en Europa (boga de río, boga del Duero, sarda, colmilleja, colmilleja del Alagón, bermejuela y calandino), se concluyó que algunas de las especies invasoras se han “dispersado mágicamente” porque la gente las ha movido de un lado a otro, ya que un pez “no puede saltar un salto de tres o cuatro metros”, relató Marcos. “No digo que de forma intencionada, pero por la pesca del cangrejo, como cebo vivo o jugando con los niños porque da pena y se tira”, explicó. “Contra eso no se puede hacer nada, una vez que sueltas el bicho en el medio acuático, ya estás perdido”, añadió.

Los ríos de la zona sur del Duero “son los más amenazados” y el propio río Duero constituye “una frontera” entre la situación que se vive en el norte y el sur del territorio. En relación a estas especies invasoras, y durante el desarrollo del programa Life Cipriber, se percibió que había especies que ya estaban presentes, aunque resultó especialmente llamativa “la dispersión” del alburno, que tiene una “impresionante” capacidad de reproducción y “coloniza los ríos de forma exagerada”.

El planteamiento durante el proyecto pasaba por “liberar” los ríos para que los peces pudieran moverse libremente, pero esto, inevitablemente, se hacía extensible a las especies invasoras. Por ello, como mecanismo de precaución, se optó por la construcción de unos azudes barrera porque se detectó que “los tramos altos estaban libres de exóticas y los tramos bajos llenos de exóticas”, de manera que se pretendía que esos azudes fueran “la frontera” entre unos tramos y otros. Fue cuando se detectaron saltos “mágicos” de los animales, que superaban los obstáculos, lo que evidencia que se dieron “sueltas provocadas”, aunque no por ello siempre intencionadas.

Atención a los ciprínidos

Uno de los objetivos del proyecto Life Cipriber era el de eliminar o hacer franqueables barreras o azudes para que los peces pudieran moverse libremente, sobre todo teniendo en cuenta que barbos o bogas son especialmente migradoras y requieren de unas condiciones de hábitat “muy diferentes” en función de la época del año, lo que les lleva a moverse “muchísimo”. Pero si algo se ha conseguido es poner “por primera vez” el foco de atención en los ciprínidos. “A nivel de gestión y de repercusión social solo existen la trucha y el salón” cuando la península Ibérica “no es un país de salmónidos, lo es de ciprínidos”, que además es “el grupo más amenazado”. 

Aunque se conocía que los ciprínidos se encontraba en situación de retroceso en las cuencas del Duero y del Tajo, no se había determinado la situación de partida, de ahí que se hiciera un diagnóstico previo que permitió determinar la magnitud del problema ante la presencia de especies invasoras, lo que condicionó las actuaciones planteadas inicialmente. 

La zona de actuación fue el suroeste de la provincia de Salamanca por su composición y grado de protección de las comunidades piscícolas autóctonas y endémicas que es posible encontrar allí además del número de zonas especiales de conservación. Las actuaciones de permeabilización de obstáculos desarrolladas abarcaron 17 cauces en los que el mantenimiento de la riqueza piscícola es imprescindible. Entre estos ríos están el Águeda, Yeltes, Huebra, Morasverdes o Gavilanes. 

Igualmente de quería establecer una metodología específica que permitiera conseguir su cría en cautividad, algo que se llevó a cabo en el centro ictiogénico de Galisancho y cuyo proyecto ha sido “un éxito”, aunque la boga es una especie que “ha costado mucho” porque “es muy salvaje”, así como el caso del calandino, con el que resulta muy difícil distinguir entre machos y hembras, con lo que resulta complicado asegurarse de la existencia de una proporción similar para que puedan reproducirse. Por el contrario, animales como la sarda o la bermejuela se han reproducido “con éxito” en condiciones naturales. 

Seguimiento

Una vez finalizado el proyecto, los participantes en esta iniciativa (Junta de Castilla y León, CHD, Fundacio´n Patrimonio Natural y la Confederación Hidrográfica del Tajo) se plantean un post Life con las medidas que se van a adoptar a partir de ahora. El programa de cría en cautividad se va a mantener “de momento con dos especies” como son el carandino y la boga. 

Mientras tanto, la Confederación Hidrográfica del Duero (CHD) sigue trabajando en la mejora de las masas de agua y la conectividad, y plantea la posibilidad de desarrollar proyectos “más concretos” además de mantener “vivos” los proyectos desde el punto de vista de la difusión y la comunicación.