Diario de Burgos

Un tercio de los pacientes con cáncer sufre depresión

Angélica González
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El dinero que ha destinado en los últimos seis meses la Asociación contra el Cáncer a ayudas sociales ha duplicado a todo el que entregó el año pasado. Ha visto aumentar también de forma significativa las solicitudes de material sanitario

Un tercio de los pacientes con cáncer sufre depresión - Foto: Miguel Ángel Valdivielso

La pandemia y el confinamiento con el que se buscó atajarla llegó para todos. También para los pacientes con cáncer, que partían de una situación inicial infinitamente peor que el resto de la sociedad y cuya situación  económica y anímica ha empeorado claramente como consecuencia de esta situación tan anómala, según la información que maneja la junta provincial de Burgos de la Asociación Española contra el Cáncer. Su psicóloga, Inma Martínez García, explica que, al menos, un tercio de los que atiende la entidad ha desarrollado durante el encierro cuadros depresivos o ansiosos, situación confirmada también por un estudio realizado en abril por la asociación a nivel nacional con 2.300 pacientes en  el que participó Burgos y que se volverá a repetir en los próximos meses: «Lo que hemos percibido aquí es que, por lo menos, uno de cada tres de nuestros pacientes -y también sus familiares- han desarrollado cuadros de ansiedad y depresión y que se han agudizado los que ya existían».
La mayor parte de los participantes fueron mujeres (un 87%) diagnosticadas, sobre todo, de cáncer de mama. También se incluyeron personas con tumores colorrectales y de pulmón, y el tramo de edad más común entre los encuestados fue el que va de los 45 a los 64 años (un 63,19%). «La gente tenía más ansiedad por muchas razones, ha habido muchas variables además del cáncer: Miedo a la covid-19, a salir al hospital y poder contagiarse o a que algún familiar lo cogiera y se lo pegara; han sufrido también más aislamiento cuando en un proceso oncológico se necesita un  apoyo social y emocional muy grande, tanto, que decimos que es la mitad de la medicina, por no hablar de que el contacto con los médicos ha sido más telefónico, o todo lo que conlleva la situación económica con pérdidas de trabajo o ERTE en miembros de la familia. Por eso les hemos visto más demandantes, con más necesidad de contarnos lo que les estaba pasando».
Las experiencias que les han trasladado sus usuarios no hablan, por otro lado, de demoras en los tratamientos. «No hemos tenido ninguna queja en este sentido, sabemos que la gente ha seguido sus terapias con normalidad, si acaso en algunos casos puntuales ha habido algún cambio de días o algún retraso pero nada más que nos pareciera significativo», asegura el presidente, Eduardo González Campo, y una muestra de ello -precisa el gerente, Fernando Ciudad- es que su piso de acogida para quienes vienen de fuera a recibir tratamientos, aunque ahora está al 50%, tiene cubiertas todas las plazas habilitadas y cuando estuvo cerrado se tuvieron que gestionar alojamientos en hostales para la gente que venía.

 

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