Diario de Burgos

Denuncian restricciones para ver a sus defendidos en prisión

F.L.D.
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Se quejan de que solo están habilitadas unas horas muy concretas y solo si en los locutorios no hay otros letrados. No descartan presentar quejas

Entrada del Centro Penitenciario de Burgos. - Foto: Alberto Rodrigo

La desescalada está siendo especialmente complicada para los abogados, más incluso de lo que preveían cuando se comenzaron a saber las medidas que se iban a implantar para agilizar la justicia. Lo cierto es que los foros y grupos de redes sociales de este colectivo llevan días echando humo, bien sea por las colas que se generan a las puertas de los juzgados por las limitaciones de horario y de acceso al edificio, por las complicaciones para presentar escritos o por las carencias en alguna jurisdicción concreta. Los últimos en poner el grito en el cielo han sido algunos penalistas, que ven cómo las restricciones en la cárcel están haciendo difícil el contacto con sus defendidos. Algunos están pensando incluso en elevar escritos a los juzgados indicando que, si la situación no cambia, van a pedir aplazamientos de juicios por la incapacidad de prepararlos. 

Tras la suspensión de las comunicaciones y permisos en el centro penitenciario como medida de prevención contra la covid-19, los defensores no han «tenido ninguna noticia de lo que pasaba allí dentro», comenta un abogado consultado por este periódico que prefiere no dar su nombre para que sus clientes no tengan problemas. La falta de información por parte de la dirección de la prisión ha sido constante, insiste, incluso cuando empezaron a flexibilizarse las medidas de confinamiento y en los juzgados comenzó a haber cierta actividad. «La directora no coge el teléfono y tampoco responde a los mensajes que le dejamos». 

No tuvieron noticias hasta que, indica, algunos presos comenzaron a llamar a sus letrados para cuadrar citas en los primeros días de junio, cuando ya se iba a empezar a facilitar el acceso a los consultorios. El «caos» vino, según subraya esta fuente, al establecer una serie de horarios. Antes era de 9 a 14 y de 17 a 20 todos los días, incluyendo los sábados. Ahora es de dos horas por la mañana y otras dos por la tarde. «Si llegas y hay otro compañero en ese turno no puedes entrar. Pero si encima tiene que atender a varios internos ya no puedes verlos en toda la mañana», protesta. «Hemos pedido soluciones y no nos hacen ni caso y los internos empiezan a estar nerviosos. Ven como les llegan notificaciones para juicios en septiembre y que no tienen tiempo para poder preparar los juicios». 

Estos abogados suelen tener más de un defendido en prisión, lo que supone que, en una hora, no solo no pueden visitarlos a todos, sino que tampoco es un tiempo suficiente para preparar algunos procedimientos. «Se está vulnerando el derecho de defensa de estas personas porque los turnos que nos han dado no garantizan que les dediquemos la atención que necesitan», reitera. 

Otro abogado consultado resta importancia a esta situación y asegura que, quitando la época del confinamiento, cuando las restricciones eran más severas, «no he tenido tantos problemas». No obstante, reconoce que ha habido días en los que no ha podido entrar en la prisión porque había algún otro compañero dentro.