Diario de Burgos
Carlos Briones Llorente

Entre ciencias y letras

Carlos Briones Llorente


Sobre estelas y miedos infundados

30/10/2023

En muchas ocasiones (y también en estas páginas) he comentado que la ciencia no está en posesión de la verdad, ni mucho menos, pero nos muestra lo más parecido a la realidad en cada momento. Por el contrario, las distintas pseudociencias que proliferan por todas partes no se basan en el conocimiento científico ni en cómo funciona la naturaleza, y no tienen en cuenta los datos sino las opiniones de algunas personas o grupos concretos. Por tanto, inventan 'realidades paralelas' de lo más variado, en función de sus propios intereses. Y una de ellas, reactivadas durante los últimos tiempos, es la de los chemtrails. 

Con ella se alerta infundadamente a la población diciendo que las estelas que dejan los aviones en el cielo son muestra de que «los gobiernos» o «las empresas» están alterando el clima y envenenando a la población con «productos químicos». Todo es química, por cierto, y la quimiofobia como «miedo a las moléculas» no tiene ningún fundamento, sobre todo en países con tanta regulación y control como el nuestro.

En este caso concreto, para entender cómo se forman las estelas de condensación que constantemente surcan nuestros cielos basta con recordar algunos conceptos básicos de química y de física. Según ha explicado la Asociación Meteorológica Española (AME) y otras sociedades científicas, los motores a reacción de cualquier avión comercial emiten los gases que resultan de la combustión del queroseno, una mezcla de hidrocarburos similar a la gasolina pero menos volátil. Así, lo que sale de las turbinas es principalmente dióxido de carbono y vapor de agua. Pues bien, como la temperatura y la presión de esos gases desciende rápidamente en contacto con el aire exterior (los aviones comerciales suelen volar a unos 10 km de altura), el vapor de agua se sublima, convirtiéndose en minúsculos cristales de hielo que forman las estelas. Eso es todo.

Dependiendo de las condiciones atmosféricas, esas estelas pueden persistir durante minutos u horas. De hecho, hay un tipo de nubes que se originan a partir de ellas y se denominan desde 2017 homogenitus para indicar que su origen está en la actividad humana. El efecto de estas nubes alargadas sobre el tiempo meteorológico y el clima son prácticamente nulos. Y, desde luego, con ellas no «nos envenenan» porque no contienen ningún metal, nanopartícula ni material tóxico. 

Este es sólo un ejemplo de por qué se necesita aumentar el pensamiento racional y la cultura científica en la población. Y tal responsabilidad debemos compartirla los poderes públicos, los científicos, los educadores, los medios de comunicación y las familias.

ARCHIVADO EN: Ciencia, Naturaleza, Gasolina