Diario de Burgos

Condenada por meter en prisión droga oculta en los genitales

I.E. / Burgos
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La mujer -condenada a tres años de cárcel- introdujo en el Centro Penitenciario de Burgos más de 100 gramos de hachís, anfetamina y cocaína en un vis a vis

Vista del patio interior de la prisión de Burgos. - Foto: Valdivielso

Una mujer ha sido condenada a tres años de prisión por introducir en la prisión burgalesa varias bellotas de droga ocultas en los genitales durante un vis a vis con su pareja, a quien la Audiencia Provincial ha impuesto la misma pena. La cantidad de sustancia estupefaciente que pretendía pasar al centro penitenciario no era precisamente pequeña, más de 100 gramos entre hachís, anfetaminas y cocaína. La Fiscalía pedía 5 años para cada uno, pero finalmente se han visto rebajados a esos tres tras un acuerdo entre las partes.

Los hechos se produjeron el 27 de agosto de 2021. La acusada B.E.M.C., aprovechando que iba a tener un encuentro sentimental con su pareja, A.A.D. se introdujo en su vagina 10 bellotas de resina de cannabis con un peso de 83,64 gramos, una de anfetaminas de 13,27 y una de cocaína de 9,621. Esta maniobra obedecía a un plan establecido entre ambos, pues la intención, dadas las cantidades, era que A.A.D. lo distribuyera posteriormente entre el resto de internos del centro penitenciario. Sin embargo, el control de seguridad dio al traste con sus intenciones, pues detectaron la droga, que tenía un valor en el mercado ilícito de 1.600, 27 euros. 

La acusación pública consideró que estos hechos son constitutivos de un delito contra la salud pública recogido en el artículo 368 del Código Penal y considera a ambos autores del mismo. Y solicitaba para cada uno de ellos la pena de cinco años de prisión y multa de 3.000 euros con dos meses de responsabilidad civil subsidiaria en caso de impago o insolvencia. Pero antes de celebrarse el juicio en la Audiencia, la Fiscalía y el abogado de la defensa hicieron un pacto y fue dictada una sentencia de conformidad.

El Centro Penitenciario de Burgos puso en marcha hace más de cinco años la unidad canina. En un principio, fue un proyecto piloto de Instituciones Penitenciarias que, gracias a sus buenos resultados, no sólo se instauró de manera definitiva sino que incluso se trasladó a otras cárceles con más incidencia de tráfico de estupefacientes. 

Según se estima desde la dirección de la prisión, gracias a los perros se ha conseguido reducir alrededor de un 60% la entrada de sustancias en el interior y también han bajado las sobredosis.