Por cuarto año consecutivo, el pequeño comercio se ha visto obligado a adelantar las rebajas de verano, que comenzaron ayer en la mayoría de los establecimientos del centro. Aprovechan de esta forma el tirón de gigantes textiles como Inditex, a lo que en esta ocasión se suma la necesidad de dar salida al material que guardan los empresarios en los almacenes de sus negocios después de que coincidan en valorar como mala, o irregular en el mejor de los casos, la temporada de ventas de primavera-verano.
«No nos ha quedado más remedio», reconoce Marlene Da Silva, de Calzados Marlene Cruz, tras haber facturado menos en abril y mayor que en esos mismos periodos pero de 2022. De hecho, asegura que en esa campaña «nos quedamos cortos», por lo que para la actual hubo un mayor aprovisionamiento de género para que no ocurriera lo mismo. El arranque de los descuentos tampoco ha tenido la fuerza esperada, previendo que «continuará así en el tiempo».
A la hora de explicar los motivos de esta situación, Da Silva apunta directamente al parón del consumo que genera la incertidumbre política, marcada por las elecciones del pasado mayo y las próximas de julio, sin olvidarse de la subida de los tipos de interés y del encarecimiento generalizado de los precios. «El consumidor no puede llegar a todo», subraya, añadiendo en este sentido que «renuncia a aquello que ve como un capricho».
Esta empresaria, al igual que el resto de las consultadas, insta al Gobierno central a la regularización de las campañas de rebajas, con las fechas fijadas en el 7 de enero y el 1 de julio antes de liberalizarse estos periodos en el año 2013. En este punto, advierte de que si esto no ocurre «nos vamos cargar el pequeño comercio» y pone como ejemplo que el cliente «se ha acostumbrado a los descuentos y si no tiene, ya no realiza la compra».
La gerente de la asociación Centro Burgos, Belén Marticorena, sostiene que en esa evolución negativa de la temporada también ha influido la meteorología, además de detenerse en que «el consumo se encuentra bajo mínimos». A partir ahora, precisa que el empresario ya no pretende obtener beneficio, sino «cubrir gastos». Prevé que estos primeros días de campaña sean «buenos» y una vez transcurridos confía en el impacto del turismo en las tiendas del casco histórico para compensar la salida de vacaciones de los burgaleses.
Al igual que Da Silva, Vicky Tomé, de Fravhe's, y Paloma Águila, de María Antonia, también se han sumado al adelanto de las rebajas por motivos similares. La primera sostiene que, en su caso, ha logrado 'salvar' la temporada por el tipo de prendas que vende (vaqueras), mientras que la segunda la califica de «muy irregular» y peor que la del año pasado. «Había muchas más ganas de salir de compras debido a lo vivido en pandemia», asegura.
En la misma línea, la presidenta de la asociación Zona G de Gamonal, Victoria Vélez, valora como «mala» la pasada campaña, si bien sostiene que la mayoría de los comerciantes de esta zona de la ciudad esperarán al 1 de julio para iniciar las rebajas de verano.