Diario de Burgos

Alojarse a todo lujo en el corazón de Ojo Guareña

A.C. / La Parte de Sotoscueva
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El joven Jon Ander Pereda Artetxe está detrás del nuevo hotel rural que ocupará una antigua casona de 1880 en La Parte de Sotoscueva, donde se hunden sus raíces familiares y sentimentales

Recios muros forman esta casona de 1880 que se está convirtiendo en un hotel rural. En la imagen, la fachada trasera que da al jardín. - Foto: A.C.

Sus tatarabuelos, ya vivían en La Parte de Sotoscueva. Sus abuelos tuvieron que emigrar con su padre y su hermana a Vizcaya, como tantos otros. Pero nunca dejaron de regresar al pueblo, tanto que incluso sus padres se conocieron allí. Ello ha hecho que sus raíces sentimentales se hundan en la bella localidad del espacio natural de Ojo Guareña, por la que ha apostado Jon Ander Pereda Artetxe. En diciembre de 2020 compró una inmensa casona de 1880 y desde hace dos años está transformando sus 410 metros cuadrados en un hotel rural que reunirá todos lo ingredientes para estar entre los más confortables y lujosos de las Merindades.

La casa tiene también una ligazón muy potente con su familia, puesto que su tatarabuela por la rama paterna logró el privilegio de residir en ella durante muchos años en renta después de localizar unas monedas de oro en otra casa de la familia propietaria donde servía. Con absoluta honradez las devolvió a sus legítimos propietarios que le dieron la oportunidad de vivir en lo que ahora será el hotel de su tataranieto. Incluso su padre nació en esa casa que ha cambiado completamente su aspecto con la importante inversión que el joven está llevando a cabo.

«Quería hacer algo por el pueblo», explica Pereda, con experiencia en el sector turístico y que está pendiente de que el Ceder Merindades le confirme una pequeña ayuda en comparación con la inversión en marcha con la compra y reforma del inmueble. El hotel contará con ocho dormitorios, cuatro dobles, dos triples y dos cuádruples, además de espacios comunes y cocina. Servirá solo desayunos a sus huéspedes, pero ante la falta de negocios de restauración cercanos, les permitirá el uso de la cocina para hacerse comidas o cenas, algo inusual en un hotel.

Los dormitorios con techumbres acabadas en madera son de una gran amplitud y la luz entra a raudales por todas partes. Una piscina en el jardín dará otro toque diferenciador al hotel que espera tener acabado este invierno para su apertura en Semana Santa. El proyecto de Felipe de la Peña Llarena, de AR4 Arquitectura, ha apostado por la sosteniblidad ambiental y el alojamiento contará con placas solares y acumuladores de electricidad, así como con un sistema de calefacción por aerotermia que se completará con una acogedora chimenea de leña en el salón comedor de la planta baja.

Domotizado. La domótica será la gran aliada para gestionar en la distancia este negocio, que generará dos puestos de trabajo. Pereda ya cuenta con una persona del pueblo para la atención al público y la limpieza y también necesitará un operario de mantenimiento. Pero muchas de las acciones las podrá realizar él desde cualquier lugar del planeta. El hotel contará con un sistema domotizado de apertura de puertas, tanto de la principal como de los dormitorios, que mediante un código permitirá entrar a los clientes a cualquier hora, puesto que la atención al público se reducirá a las mañanas. El sistema de calefacción o las luces también se podrán encender y apagar a distancia.

Pereda tiene claro cual es el público potencial para el hotel, que aún no tiene un nombre definitivo. «Será para quienes vengan en busca de naturaleza y tranquilidad», aunque entre sus planes también está el de realizar una promoción activa del negocio con ofertas de paquetes de rutas en bicicleta, senderismo o actividades, como yoga, con profesionales de la comarca.

En La Parte de Sotoscueva todos conocen a Jon Ander, de 39 años de edad, quien ha pasado todos sus veranos en el pueblo y muchos fines de semana. Hilario, el propietario de las ovejas «que me deja el lobo» y que tienen la hierba del pueblo a raya, mira de lejos el futuro hotel. Le acompaña David. Los dos conocen a Jon Ander desde que era un niño y están contentos de que se invierta en el pueblo, aunque el empresario sabe que este proyecto es «más sentimental que económico», porque posiblemente jamás recupere lo gastado. A cambio, Sotoscueva ganará un hotel de ensueño con vistas a los montes del Somo.