El martes, un joven ganadero de Santianes de Ola (Asturias) sintió la amenaza de una manada de lobos de la que se escapó subiendo a un árbol. En opinión de Luis Ruiz-Leivar ese tipo de sucesos podrían llegar más pronto que tarde a Las Merindades con ganaderos, cazadores o senderistas. Él denuncia el acoso que sufre por parte del lobo en su finca, a apenas 300 metros del casco urbano de Cigüenza y 2,5 kilómetros de Villarcayo. Todo comenzó en noviembre, continuó en diciembre y hace pocos días, el lobo volvió a merodear por su corral doméstico.
En noviembre sufrió el primer ataque del cánido que le dejó dos ovejas embarazadas muertas. A los pocos días atacó otra finca vallada del pueblo y mató la tercera. La presencia del cánido en el casco urbano de una población muy visitada por sus dos restaurantes y alojamientos de turismo rural atrajo incluso al vicepresidente de la Junta de Castilla y León, Juan García-Gallardo, que a finales de diciembre visitó Cigüenza y arremetió contra los efectos de la política de protección del lobo del Gobierno central.
El animal siguió bajando del monte y a los pocos días, todavía en noviembre, Ruiz-Leivar lo grabó con unas cámaras que instaló tras el ataque (ver vídeo adjunto). La cuestión es cómo entró en la finca. Sorteó dos vallas, la primera con alambre de espino pegado a la tierra. Pese a ello, el lobo excavó y pasó al interior. Después hubo de pasar, de nuevo excavando una segunda valla, está sin espino. «Daba miedo ver lo que hizo. Era espeluznante ver la amplitud de sus pezuñas marcadas en la tierra», describe este medinés que disfruta de sus ovejas, la huerta y sus frutales en la finca familiar.
Luis Ruiz-Leivar instala una de las líneas de pastor eléctrico alrededor del corral de las ovejas. - Foto: A.C.(La información completa, en la edición impresa de este domingo o aquí)