Éramos pocos y parió la abuela; vuelta la burra al trigo; el hombre es el único ser que tropieza dos veces en la misma piedra; no hay peor cuña que la de la misma madera….Todos estos dichos tradicionales pueden aplicarse estos días al PSCYL, el PSOE castellano-leonés, para entendernos mejor. Casi sin venir a cuento, cuando se ha entrado en una fase precongresual que reafirmará a Pedro Sánchez, pero que –dicen-alumbrará un nuevo partido, llegan las broncas y las divisiones entre la Ejecutiva Federal, la dirección de aquí y entre los propios militantes. Y aterrizan los acostumbrados navajazos ya sea en forma de decisiones o de maniobras para escalar y, de paso, cargarse al rival. Llevo muchos años siguiendo las vicisitudes del PSCYL y ya no me extraña su capacidad de autodestrucción, su tendencia al suicidio, su facilidad para hacerse el harakiri. Desde los tiempos de Demetrio Madrid y los durísimos congresos de Burgos y León el cainismo se ha enseñoreado de un grupo que no acaba de hallar su rumbo mientras quema líderes que pasan a toda velocidad: Laborda, Villalba, Óscar López, Villarrubia…Los diez años de Jesús Quijano pacificaron el partido, pero, tras su adiós en el congreso de Soria, todo volvió a la "anormal normalidad" o "normal anormalidad". Los diez años de Luis Tudanca y aquella victoria que le arrebató Igea (mejor dicho, Albert Rivera) semejaban una buena pacificación, pero la procesión iba por dentro. Y ha estallado. Tudanca maniobró, y obtuvo un amplio respaldo del Comité Autonómico, para-no nos engañemos- ser reelegido secretario regional ya mismo. Y desde la Ejecutiva Federal, donde manda Pedro Sánchez, le han dicho que nones, que tiene que esperar a que se celebre el congreso federal y, más tarde, el regional. Bronca inesperada y varias preguntas: ¿se trata solo de una pelea estatutaria y legal o hay algo más, es decir que Tudanca ya no gusta en Madrid?, ¿alguien ha pensado en los ciudadanos de esta tierra o únicamente en tocar poder y todo lo que lleva aparejado, como los sueldos oficiales? En el PSCYL vuelven los navajazos. Mañueco se frota las manos. Ya se le olvidó lo de Vox.