Diario de Burgos

Cae la edad de los menores que sufren intoxicación etílica

I.E. / Burgos
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El servicio de Urgencias advierte de que «hay niños de 11 y 12 años» que llegan inconscientes. «Son casos puntuales pero es un problema». 35 adolescentes fueron atendidos en 2022

Cae la edad de los menores que sufren intoxicación etílica - Foto: Luis López Araico

La mayoría de los adolescentes no bebe y el porcentaje de los que lo hacen y han de ser trasladados al Hospital Universitario (HUBU) con un coma etílico es pequeño. Sin embargo, en el servicio de Urgencias sí que están detectando, con preocupación, que la «edad de consumo se está reduciendo» en los últimos años. Si antes la edad media se situaba en los 14 años, ahora están llegando al complejo asistencial chavales «de 11 y 12 años» con intoxicaciones graves por alcohol, prácticamente «niños». Se trata de casos «ocasionales y excepcionales», pero constituyen un «problema» subraya el jefe de Urgencias, Vicente Priego.

Durante el año pasado el servicio atendió a un total de 340 personas que fueron trasladadas hasta el HUBU con síntomas de haber bebido alcohol en abundancia. Pues bien, de ellas 36 eran menores de 18 años y uno de ellos tuvo que quedar ingresado por complicaciones que sobrevinieron a la intoxicación etílica. Entre los adultos el número de pacientes que hubo que hospitalizar fue superior, 15, debido a que las personas mayores que abusan del alcohol presentan «mayor deterioro físico y psíquico, con dolencias cardiacas, hepáticas y neurológicas» que les acompañan de por vida.

¿En qué estado llegan al hospital quienes han sufrido una intoxicación etílica grave? Lo hacen con «el nivel de conciencia muy deprimido, y la mayor parte de las veces con heridas y traumatismos provocados por caídas o fruto de peleas y agresiones». En el caso de los menores de edad, son sus amigos quienes telefonean al centro de emergencias 112 de Castilla y León para dar el aviso, pero «generalmente nadie viene con ellos», comenta Olena Zhygalova, médica del servicio y responsable del proyecto Ícaro, de la Consejería de Sanidad, que persigue proporcionar una atención integral a los menores para que no se repita en el futuro un hecho de la misma naturaleza.

Cuando un menor es trasladado hasta Urgencias queda tendido en la camilla de un box, le toman las constantes vitales y le practican la prueba de la glucemia por si sufre un coma hipoglucémico (bajos niveles de azúcar en sangre). Cuando empieza a responder a estímulos verbales o dolorosos -para el alcohol no hay antídotos que reviertan el estado de inconsciencia en un santiamén- se le pregunta quién es y el servicio llama a sus padres o tutores legales. La doctora Zhygalova explica que en la mayoría de los casos los progenitores acuden «preocupados y entendiendo la situación, no niegan ni restan importancia a la intoxicación que ha sufrido su hijo». «De hecho, en principio les instamos a que se tranquilicen y a que hablen con sus hijos en casa», explica. El doctor Priego explica que una gran parte de estos 'comas etílicos' son puntuales, travesuras de una tarde o en una fiesta que se organiza en casa porque los padres de algún amigo se han ido de viaje. «Son chicos o chicas que no vuelven a venir por aquí, esas situaciones no se repiten de nuevo, por lo general», agrega.

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