Silvia Flechoso vive un momento dulce. La artista arandina acaba de protagonizar un doblete tras participar en una exposición en Barcelona con tres de sus obras y acaba de estrenar su nueva pieza musical, que ha titulado Satisfyer. Se trata de un single, que en plenas fiestas del Orgullo LGBTIQ+, aspira a convertirse precisamente en su himno. «Lo presento con toda la intención, es una canción muy pegadiza», asegura Flechoso, mientras detalla que lo rodó hace apenas unos días en un sexshop del barrio madrileño de Chueca y que una de las empleadas le propuso que lo moviera. Dicho y hecho. Llega justo a tiempo. A contrarreloj. Lo grabó el 10 de junio y ha conseguido editarlo en apenas tres días.  

Pero es que Silvia Flechoso tenía muchas ganas, como ella misma reconoce, de sacar este reguetón, un estilo con el que se ha reconciliado después de una década. «Es un reguetón lesbiano, aquí me dirijo directamente a las mujeres, bajo más a tierra, algo que echaba en falta en el panorama musical», indica. En Satisfyer, la artista arandina dice que se ha permitido más «el amor, el sexo y el descaro» que para eso, según remarca, «las mejores cosas siempre surgen desde el gozo y el disfrute». Así también nació su versión de La Piedad que causó furor en Art Madrid. Una reinterpretación de la obra de Miguel Ángel en la que la Virgen es Isabel Díaz Ayuso y Jesús, el cantante C. Tangana. Pues bien, el origen de esta obra también se halla en un momento de alegría como fue una conversación con sus amigas. 

Sea como fuere, Satisfyer se enmarca en su segundo disco, que Silvia Flechoso ha titulado Albedo tras el primero, Nigredo, en referencia a las fases de la alquimia y de «dejar morir aquello que no te permite transformarte y superar los miedos para llegar a tu mejor versión». 

Una idea que también refleja en las pinturas que ha expuesto en la galería Inéditad, bajo el título de Orgullo y Prejuicio. En una aparecen 2 mujeres musulmanas besándose; en otra 2 gays, de los cuales uno va en silla de ruedas, y en la tercera, ella junto a su pareja, más mayor. «Son piezas que invitan a reflexionar. Si reivindicamos el respeto por la diversidad, deberíamos trabajarla mejor. ¿Qué pasa con esto?¿Qué prejuicios tengo? La única forma de superar los prejuicios es reconocer que los tienes», zanja.