Diario de Burgos

Enfermería confía en que se cubran las vacaciones «al máximo»

ANGÉLICA GONZÁLEZ / Burgos
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El nuevo presidente del Colegio Oficial de Enfermería, Raúl Soto, arranca su gestión reflexionando sobre el colectivo y «queriendo escuchar a los colegiados»

Raúl Soto, en la sede del Colegio Oficial de Enfermería. - Foto: Valdivielso

El importante relevo generacional que está experimentando la enfermería en la provincia de Burgos en los últimos años -en los que las jubiladas casi superan a las nuevas incorporaciones- también ha llegado a su colegio profesional. Desde el pasado mes de mayo, el burgalés Raúl Soto está al frente de la institución, a la que ha llegado con un equipo que quiere ser representativo de las diferentes áreas en las que las enfermeras desarrollan su trabajo. Y mientras va aterrizando en su nueva responsabilidad, Soto -que es enfermero de Emergencias Sanitarias en Miranda y profesor asociado de la UBU, donde da clases y tutoriza las prácticas de las estudiantes- reflexiona sobre la complicaciones que estos meses de verano suponen para la sanidad porque hace ya tiempo que la Administración no logra cubrir todas las ausencias de los profesionales que disfrutan de sus vacaciones, lo que hace que muchos servicios y consultas, tanto de los hospitales como de la atención primaria, estén a medio gas e incluso cerrados. Para Soto, la principal preocupación en este asunto son los pacientes y sus compañeras enfermeras «que sufren en esta temporada estival una gran presión asistencial con menos efectivos»: «Nos gustaría que se intente cubrir al máximo las vacaciones para evitar molestias a los pacientes que son quienes se ven afectados». 

En este sentido, apuesta también por reducir la temporalidad excesiva que aún pesa sobre las enfermeras del sistema público de salud: «Sé que algo de temporalidad va a existir siempre al surgir bajas y otras incidencias, pero sí que nos gustaría que empezaran a convertirse en estables contratos que se van renovando periódicamente. Hay aún muchos profesionales de enfermería interinos sobre los que pesa la espada de Damocles de que su plaza pueda convocarse en un concurso-oposición, y que de no superar el proceso terminaría su contrato, generando gran inestabilidad en el sistema si ocurre de forma no controlada», explica.

Son estos algunos de los asuntos que la nueva directiva del Colegio va a plantear a los responsables de Enfermería de los hospitales burgaleses y de Atención Primaria, con quienes se quiere reunir próximamente para, como indica Soto, «ponernos a su disposición y ver qué podemos hacer con los retos y desafíos comunes que seguro que tenemos». La institución, advierte, va a estar muy vigilante en asuntos como el intrusismo profesional. «Siempre que se ha conocido un caso, el Colegio ha actuado y así va a seguir siendo. Solo puede aplicar cuidados enfermeros aquellas personas que están formadas específicamente para ello, con su titulación y su colegiación en orden».

¿Y cómo ve el nuevo presidente del colegio el estado general de la profesión? Pues cree que hay un porcentaje de compañeras que «están quemadas», lo que achaca a que aún se arrastran las consecuencias del intenso trabajo y el desgaste emocional que supuso la pandemia de covid «de la que aún hay consecuencias»: «Sé que hay enfermeras que siguen con problemas psicológicos y con una sobrecarga de trabajo -que no es igual en todos los puestos ni en todos los servicios- que aún no se ha normalizado, algo que debería solucionarse cuanto antes». 

Frente a esto, afirma que el Colegio de Enfermería va a seguir apoyando y escuchando todas las demandas profesionales que les planteen «porque nuestro objetivo es que la profesión sea respetada al máximo y se pueda ejercer en las mejores condiciones». A nivel interno, además, el nuevo equipo está elaborando ya una encuesta online sobre las necesidades que los colegiados quisieran ver cubiertas por la institución para, de esa manera, incorporar nuevos servicios o reestructurar los ya existentes en función de su valoración por parte de los colegiados.

El respeto que pide para la Enfermería pasaría también por mejorar las condiciones laborales que se mantienen en Burgos y en Castilla y León, que hacen, a su juicio, que no se pueda retener a todas las profesionales que se gradúan en la Universidad de Burgos. «Tenemos alumnas de provincias limítrofes que vienen aquí a estudiar y que cuando terminan no quieren quedarse porque en sus lugares de origen están mejor remuneradas y, en general, mejor tratadas», indica. Se refiere a que los salarios, horarios y otras circunstancias laborales son más ventajosas en comunidades autónomas cercanas como Cantabria o Euskadi «lo que impide retener el talento enfermero que se forma en Burgos».

«Tengo que decir que en la UBU cuando las alumnas se gradúan salen perfectamente preparadas -de los 240 créditos del grado, 84 son prácticos- y así lo reconocen entidades como la Fundación Conocimiento y Desarrollo (CYD), que ha analizado el rendimiento de diferentes universidades en distintos ámbitos como la enseñanza, la investigación o la transferencia de conocimiento y ha colocado a la nuestra como una de las diez más destacadas para estudiar Enfermería en España», apunta.

Sobre otro de los asuntos que tiene al colectivo en pie de guerra, el reconocimiento de su categoría profesional dentro de la Administración -que se les considere al mismo nivel que otras profesiones que también son grado universitario con el mismo número de créditos, algo que ahora no pasa- Soto reivindica «igualdad de condiciones» y lamenta que se mantenga una situación «históricamente injusta» que se remonta al tiempo en el que Enfermería (también ocurre con Fisioterapia) era una diplomatura. Con el tiempo, la diplomatura se transformó en grado pero la categoría no cambió. «Esto provoca una situación incomprensible a estas alturas porque somos un colectivo que se desempeña en la investigación y en la docencia a gran nivel y esto nos impide, por ejemplo, acceder a cargos de gestión. Si una compañera quisiera poder acceder a ser gerente de un centro debería tener otro grado superior porque con el de Enfermería no podría. Ahora parece que la ministra de Sanidad se está mostrando receptiva. Veremos en qué queda».