Agosto siempre es un mes para volver. Volver a esos veranos en el pueblo de tardes interminables sacando a relucir las mismas anécdotas de siempre. Volver a encontrarse con esos amigos del verano que creías olvidados en la intrascendencia de la rutina y que vuelven a sorprenderte un año más. Vuelve el fútbol, empieza la temporada el Burgos y llegan las fiestas a esos reductos de Castilla que se despojan de la depresión en soledad del invierno para ver llegar a personas de todas las urbes. Vuelven los niños, los jóvenes, la vida. Y con las fiestas regresan los toros.
Porque nuestro país no entiende sus festividades sin la tauromaquia. Y negarlo es desmerecer a la historia de España engañándose a uno mismo. En este agosto brilla por encima de todo Roa que coge el toro por los cuernos y se atreve con todo. Pierde en categoría y relevancia Briviesca, resucita Pradoluengo y se mantienen en su compromiso con la proyección y la cantera de los novilleros Salas de los Infantes, Arauzo de Miel y Belorado.
La villa raudense sigue siendo referencia en la provincia. Con el jaque de Aranda se convierte en ese reducto al que peregrinarán los taurinos burgaleses. Aunque para burgaleses sus carteles. Todos los profesionales en activo que ha dado esta tierra se darán cita en la feria que ocupará los días 15, 16 y 17 de agosto. El día 15 en la corrida de toros de Antonio Bañuelos, que regresa después de la apasionante, extraordinaria y brillante tarde del año pasado, comparecerán cita Morenito de Aranda, que protagonizó ese emotivo indulto en su compromiso con los toros del frío en 2022 y el siempre sonriente, festivo e hijo adoptivo de nuestra capital Manuel Díaz 'El Cordobés'.
En ese desierto de oportunidades que son las novilladas con caballos, Roa será la guía que de aire al emergente, explosivo y encastado Jarocho. El paso a novillero con picadores ha mermado el número de festejos para el de Huerta de Rey, lo que no ha impedido que cuente sus apariciones como triunfos o grandes sensaciones que le ponen en boca del aficionado. El ciclo raudense también le hará un hueco al rejoneador Óscar Borjas que, después de haberse quedado fuera de la feria de Burgos, completará el pleno de profesionales locales en sus carteles.
Briviesca acostumbraba a rivalizar con la villa ribereña el 15 de agosto. Solían proponer las dos localidades carteles de interés hasta que la primera se quedó sin corridas. Ahora se tienen que conformar con dos novilladas sin caballos en terna y sueltas de vaquillas. Nada comparable. También novilladas se darán en Salas de los Infantes los días 15 y 16 del próximo mes. Las sin caballos se han convertido en ese vestigio taurino que aprovechan los pueblos ante los inasumibles costes del resto de festejos mayores. Arauzo de Miel también seguirá con su compromiso con la fiesta con otras dos novilladas sin los del castoreño y Pradoluengo recupera su fecha después de ocho años sin toros. Belorado, ya en septiembre completará un verano con aroma a puro, toro y esperemos que triunfo.