Diario de Burgos

«El misionero debe ser pobre también»

R.P.B. / Burgos
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Testimonios de tres misioneras, Pilar Serrano, Guillermina Manchado y Charo Corcuera, que desarrollan su tarea solidaria en África y América del Sur.

Pilar Serrano, Guillermina Manchado y Charo Corcuera - Foto: Luis López Araico

Pilar Serrano
46 años como misionera en 3 países de África

«El misionero debe ser pobre también»

Pilar Serrano, franciscana misionera de María, ha pasado 46 años seguidos en África: Níger (país musulmán en un 99 por ciento), Togo y Burkina Faso han sido sus hogares, prácticamente toda su vida. Tanto que se siente tan española como africana, y viceversa.  Nacida en Cogollos pero criada en Lerma, no entiende su vida sin la misión a la que la ha consagrado su existencia, que estuvo en riesgo en dos ocasiones por culpa del paludismo; en ambas llegó a estar en coma. «Pero no era mi momento», dice exhibiendo una sonrisa beatífica. «Para mí ser misionera es estar convencida de que tengo que anunciar a Cristo. Considero que el misionero debe ser pobre también, vivir como viven las personas de los lugares en los que estamos. He sido feliz», subraya.
Pese a la dureza de las condiciones en las que ha desempeñado siempre su labor evangelizadora y social -las hambrunas provocadas por pertinaces sequías la han marcado sobremanera-, no duda en asegurar que volvería a consagrar su vida la misión. «Es muy duro atender a gente, a niños que van a morir por hambre, por los que no puedes hacer nada. Pero siempre hemos trabajado con lo que teníamos. Y haciéndolo de tal manera que, el día que tú te vayas, esa labor continúe. Siento que hay esperanza. Donde he estado hasta ahora casi todas las misioneras son ya africanas», concluye.

Guillermina Manchado
22 años entre África y Centroamérica

«Ser misionera es una experiencia grande de amor»

Guillermina Manchado forma parte desde hace décadas de la ONGD Misioneros Seglares Vicencianos (www.misevi.es). Ha pasado 22 años realizando tareas evangelizadoras y sociales en Honduras, Mozambique y Angola después de haber realizado misiones de corta estancia en varios países sudamericanos.Natural de Rabanera del Pinar. «Siempre admiré a los misioneros, desde pequeña. Siempre quise ser misionera. Es una experiencia grande amor el dar testimonio de la felicidad que conlleva creer en Cristo resucitado».Regresó a Burgos por motivos familiares y no descarta volverse a marchar. «Lo que he vivido y compartido con las personas de los sitios en los que he estado es imborrable y ha marcado mi vida para siempre».

Charo Corcuera
3 años en República Dominicana

«Es duro pero muy bonito»

Mirandesa, antes de desempeñar su labor misionera durante tres años en República Dominicana Charo Corcuera vivió la experiencia evangelizadora y social haciendo vida parroquial, y recibiendo el testimonio de otros misioneros «que me fueron contagiando su inquietud». Hasta que, por fin, consideró que le había llegado el momento. Aunque tuvo que regresar por motivos familiares, Charo se 'alistó' en OCASHA-Cristianos con el Sur. «Nos dedicamos a la evangelización, promoción y desarrollo de los pueblos».
«Es una experiencia dura pero muy bonita la de entregarse a los demás. No me esperaba lo que iba a encontrarme.Me sorprendió la desigualdad, la realidad de las comunidades rurales. Trabajé ayudando en esas tareas, en pastoral social y maternoinfantil, formando a catequistas.Es fundamental conocer esa realidad para luego volver y decir: ¿de qué nos quejamos?». No descarta regresar, porque asegura que allí dejo, sino todo, sí buena parte de su corazón.