Diario de Burgos

Exigen por burofax al falso obispo que deje el convento

P.C.P. / Burgos
-

Mientras, su ayudante ha acudido esta tarde con la exabadesa y otras dos monjas a ratificar la denuncia interpuesta el jueves contra Mario Iceta por abuso de poder, usurpación y otros supuestos

Sor Isabel de la Trinidad, Sor Sión y Sor Paz, a la salida de los juzgados de guardia de Burgos. - Foto: Santi Otero (EFE)

El Arzobispado de Burgos ha enviado hoy un burofax al falso obispo Pablo de Rojas y a su ayudante José Ceacero para requerirles que abandonen el convento de las clarisas de Belorado, al que llegaron el domingo 12 de mayo como miembros de la Pía Unión de San Pablo Apóstol, grupo que la Iglesia Católica considera una secta. Desde entonces, han oficiado las ceremonias religiosas consideradas cismáticas y se han convertido en los portavoces de las 15 monjas que permanecen en el interior y que solo han hablado en un programa de televisión y han salido en contadas ocasiones, la última para poner una denuncia contra Mario Iceta por abuso de poder, usurpación de la representación legal, violar el derecho de asociación y no respetar el principio de libre elección.

Fuentes de la Pía Unión aseguraron a EFE que no han recibido ningún burofax y que tanto Pablo de Rojas como su ayudante siguen en el monasterio y no tienen intención de abandonarlo porque, según han añadido, tendrá que ser un juez el que les obligue a salir.

De hecho, Sor Isabel de la Trinidad, Sor Sión y Sor Paz han acudido esta tarde al juzgado de guardia de Burgos en compañía de José Ceacero para ratificar la denuncia que interpusieron los cuatro en la madrugada del jueves en la Comisaría de Logroño y que ha sido derivada a esta provincia.

El arzobispo de Burgos mantiene la mano tendida a las 15 monjas parapetadas en el convento de La Bretonera, aunque ha puesto en manos de los servicios jurídicos delArzobispado las decisiones a tomar una vez que reciban oficialmente la denuncia interpuesta por las religiosas.

«Con este gesto contundente, entendemos que las monjas cierran la puerta a cualquier diálogo, derivando todo al ámbito de la justicia», indicaron desde el Arzobispado.