Diario de Burgos

María Mediadora pide otra aula para niños con autismo

ANGÉLICA GONZÁLEZ / Burgos
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Autismo Burgos contactó con el colegio en 2022 y este ha sido el primer curso en el que ha funcionado, con 5 alumnos. Es la cuarta clase que la entidad tiene fuera de sus instalaciones

Niños con y sin trastorno del espectro del autismo, en uno de los momentos de la mañana en los que comparten actividades en el colegio María Mediadora. - Foto: Patricia

La escolarización de las niñas y los niños con trastorno del espectro del autismo (TEA) no es una tarea sencilla ni uniforme. Un buen número -alrededor de un centenar- acuden a colegios ordinarios de la ciudad y la provincia y allí reciben la atención que necesitan para todas sus demandas educativas y del desarrollo, pero existe un determinado grupo para quienes estos recursos convencionales no funcionan, por diferentes razones. Por eso, la asociación Autismo Burgos tiene desde hace décadas su propio colegio -El Alba- y desde hace más quince años trabaja en la concertación de aulas específicas en otros centros escolares, una labor que no resulta fácil. El primero fue el Sagrado Corazón Hermanas Salesianas, donde tiene dos aulas, y más adelante llegó el Virgen de la Rosa, donde hay una más. Este curso 2023-24 se ha incorporado la cuarta aula específica en el colegio María Mediadora a la que acuden desde septiembre 5 niños.

La experiencia está siendo muy exitosa, según ambas partes. Tanto, que ya se plantea la incorporación de una segunda aula: "Esto está ya sobre la mesa porque nos gustaría ampliarlo. Si se pudiera, nosotros estaríamos encantados, ojalá podamos quitar todos los obstáculos burocráticos", afirma el exdirector, Mikel Aurrekoetxea, durante cuya gestión se pergeñó la colaboración.

El director técnico de la asociación, Javier Arnaiz, afirma que prácticamente no tuvieron que insistir nada, puesto que el equipo profesional del centro escolar lo tuvo muy claro desde el principio. Así lo cuenta Aurrekoetxea: "Nos pareció una muy buena idea desde el minuto uno, vimos que teníamos espacio y pensamos que esta experiencia iba a beneficiar tanto a los alumnos con TEA como a los que ya estaban en nuestro colegio. Nosotros siempre trabajamos desde la inclusión, una labor que se adapta perfectamente a nuestro ideario, por lo que lo vimos como una oportunidad de futuro".

Así que enseguida comenzaron a hacer las gestiones para incorporar un aula de niños con autismo, algo muy complejo debido a las enormes exigencias administrativas. "Fue un proceso bastante largo, que comenzó en noviembre de 2022; después comenzamos a estudiar la normativa, a valorar los espacios y los requisitos, que son complejos y que nos obligaron a ir saltando obstáculos. Son tan exigentes las medidas que muchas veces hasta parecen incongruentes, por ejemplo: tenemos espacios inutilizados que no nos permiten ceder a la asociación basándose en una legislación de los años 80. Nadie pone en duda que hay que cumplir unas normas, pero nos gustaría que fueran flexibles, como lo es la educación, que de lo que trata es de derribar barreras". La Consejería de Educación exigió al colegio tres espacios: un aula, una aula-taller y un aula de usos múltiples con unas medidas determinadas y adaptadas a todas las medidas de seguridad. La fórmula de la relación entre Autismo Burgos y María Mediadora es la de una cesión de espacios "para uso y disfrute".

Para el equipo de Educación Infantil del cole ha sido también un enorme acicate. Miriam Romero, que lleva en María Mediadora más de 30 años, no puede decir otra cosa diferente a que todo el personal "está encantado": "Nos hemos caracterizado siempre y desde muy temprano por atender muy bien las necesidades especiales, de hecho, fuimos de los primeros colegios en acoger a niños con síndrome de Down aunque después llegó la normativa y no pudimos tener a críos de educación especial".

Las profesionales, que ya tenían un cierto conocimiento sobre el TEA, han incrementado su formación de cara a atender a los nuevos alumnos de la mano de Autismo Burgos. "Estamos aprendiendo mucho desde que han llegado, sobre todo de lo individualizada que es la atención que se presta a cada uno, ojalá pudiésemos tener esos recursos en las escuelas normalizadas. En otros aspectos, nos damos cuenta de que trabajamos de la misma manera y que cada niño tiene sus particularidades que hay que atender y un ritmo diferente de aprendizaje", añade Romero.

Beneficio mutuo. Y es que el aula de niños con autismo tiene su propio personal, vinculado a la asociación. La profesora, Carolina Martín, (también hay un auxiliar técnico educativo y una logopeda) mantiene el contacto permanente con las profes del colegio e intercambian información y cuidados. Porque aunque los menores con TEA están en su clase, a lo largo del día interactúan con el resto del colegio y sus actividades, adaptándolas si es necesario. "Con esta forma de trabajar, el beneficio es mutuo, se aprovechan tanto los alumnos con este trastorno como quienes no lo tienen y las ventajas son, en general, para toda la comunidad escolar", añade el actual director Gorka Mazo.

Esta sinergia le ha puesto las cosas muy fáciles a los profesionales de Autismo Burgos. Martín, que es la tutora, explica que cuando algún niño con autismo entra en las otras clases de Educación Infantil "no es necesario contar al resto de niños que el alumno tiene unas necesidades especiales; los pequeños son muy observadores y enseguida se dan cuenta cuando hay una dificultad". A estos escolares se les enseña a comunicarse, a entender sus emociones, se les ayuda a estructurar el día -elemento muy importante que evita la improvisación, que es tan negativa para los niños con TEA- pero a lo largo de la jornada realizan otras actividades de forma conjunta con los niños de la otra clase. "Pasamos con uno o dos niños al aula de Miriam y allí nos ayudamos mutuamente".

Así que a cuatro meses de que termine este primer curso con la nueva aula, el balance no puede ser más positivo, en palabras del director: "Todas las familias están felices, sienten que el colegio está integrando y dando oportunidades a todos, sean cuales sean sus circunstancias, y lo han visto desde el principio como una oportunidad. Lo mismo puedo decir del equipo profesional, que no hay puesto ningún problema para que todas las actividades estén planificadas de cara a que participen los niños del aula TEA. No hay nada negativo que podamos decir".