Continúa el idilio de arandinos y visitantes con la Patrulla Acrobática de Paracaidismo del Ejército del Aire (Papea). Un año más, como ya es tradición en el programa de las fiestas patronales coincidiendo con el Día de la Función, sus integrantes deleitaron al público con saltos cargados de grandes dosis de espectacularidad, cuyo resultado no podía ser otro: aplausos a rabiar.  

Nada más terminar la procesión de la Virgen de las Viñas, la multitud recorrió los escasos metros que separan la ermita de la patrona del campo de rugby con el objetivo de disfrutar de la presencia de los uniformes azules que cada mes de septiembre regresan a la capital ribereña gracias a la labor que desarrolla el Centro Cultural Nuestra Señora de Loreto. Así, con la vista clavada en el cielo, llegó el momento de buscar los puntos rojos y amarillos que indicaban que los paracaidistas, por decirlo de alguna forma, estaban 'cerca'. Siempre teniendo en cuenta que estos saltos suelen realizarse a unos 6.000 pies, lo que equivale aproximadamente a dos kilómetros. 

Pronto se produjo el primer aterrizaje. Casi con precisión de cirujano, su protagonista pisó tierra en el punto que estaba previsto en el césped del campo de rugby. Más de uno, sentado en las gradas, se frotaba los ojos, como si no diera crédito ante semejante acrobacia. Después, los centenares de arandinos que rodearon el recinto deportivo, muchos junto a las vallas de la carretera, disfrutaron con otro salto protagonizado a la vez por tres integrantes de la citada patrulla, con base en Alcantarilla (Murcia). Y, casi sin tiempo ni para pestañear, se registró otra acrobacia más por parte de dos paracaidistas, que hicieron las delicias de mayores y pequeños en una mañana de sol espléndida en la capital ribereña.

Como fue relatando el portavoz de Papea, vigentes campeones de España en vuelo en formación, esta patrulla que ha recorrido prácticamente todo el mundo se caracteriza «por un constante afán de superación». Y, como lema o filosofía que guía sus pasos, subrayó que «lo único imposible es aquello que no intentas».

Tras pronunciar estas palabras, llegó otro de los platos fuertes del acto. Uno de los paracaidistas surcó el cielo luciendo la bandera de Aranda, lo que provocó gritos de «¡bravo!» entre los asistentes. «No se pueden dibujar los cielos con una estampa más bonita», agregó el capitán. Y qué razón llevaba, para orgullo del público, que correspondió la maniobra con varios «¡viva Aranda!» y «¡viva España!». 

La locura de las fotos. Tras los saludos protocolarios por parte de las autoridades municipales, gran parte del público arandino se acercó hasta los integrantes de la patrulla para hacerse fotos y llevarse en sus móviles un recuerdo que, a buen seguro, será imborrable.