Este año se recordará como uno de los más secos y bien lo saben en el campo burgalés, donde han sufrido una de las peores cosechas de la historia. Pero la falta de lluvias ha acabado afectando a todos. Los pueblos se han visto obligados a solicitar hasta 3,1 millones de litros de agua a la Diputación de Burgos durante este verano, aunque la mayoría de los camiones cisterna se han tenido que enviar en el mes de agosto. Se trata del mes donde parece que muchos manantiales han dicho 'basta' y a la pertinaz sequía se ha sumado que la población en el medio rural se ha multiplicado.

En julio se enviaron 900.000 litros, mientras en agosto la cifra se disparó hasta los 2,2 millones. A ello se suman otros 900.000 que se han llevado el resto del año por diversos motivos. Ramiro Ibáñez, vicepresidente primero de la Diputación, afirma que en julio se pudo aguantar bien y tampoco se produjo un incremento importante. Sin embargo, agosto se suele convertir en un mes donde los pueblos se llenan y las reservas de agua no han resultado suficientes. «Ha habido una afluencia masiva de personas y se ha notado significativamente el aumento de población, lo cual es una buena noticia, pero la sequía también se ha notado y esa es la mala noticia», expone, mientras confía en que con septiembre vuelvan las lluvias para evitar que los problemas continúen.

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