¿Hasta cuándo vamos a tener que soportar en Burgos que atropellen peatones como si fuera inevitable? En esta ciudad hay un problema muy grave en la educación de los conductores. Odio ponerme ñiñiñiñi con este tema, pero es que como burgalesa y peatona, aprendí que tenía la prioridad en un paso de cebra cuando me fui a estudiar a Madrid. Sí, esa ciudad de conductores coléricos donde he visto a una persona cambiar de carril, pitar, gritar y lavarse los dientes a la vez, es la misma donde pones un pie en el paso de cebra y se paran. El energúmeno, se para. La cunda que va a por heroína, te ve intención de cruzar, y se para. Pero a mí me habían enseñado que esas líneas blancas en la calzada eran una sugerencia de por dónde pasar siempre y cuando no haya un coche visible, porque el coche siempre tiene la razón. Y si me atropellan es que me he 'tirado a la carretera', ¿en serio?

Esto es como cuando en casa te falta una lámpara por poner y queda la bombilla colgando del casquillo, que en un par de semanas dejas de verla, pero cada vez que viene alguien de visita es lo primero que nota, un cable cutre colgado de la pared en una habitación que, por lo demás, está perfectamente decorada. Los conductores deberían sentir la misma vergüenza de saltarse un paso de cebra que sentirían frente a alguien que viene a casa a cenar y te dice, «Pepe, eso lo tenías colgando ya el año pasado, la próxima vez en lugar de una botella de vino te traigo una lámpara».

Es muy fuerte que cuando como conductor en Burgos ves a alguien aproximarse al paso de cebra, paras, y, o bien te dicen «no, no, pasa tú», o te dan las gracias como si hubieras hecho algún tipo de heroicidad, o te miran con recelo pensando, ¿me habrán tomado por embarazada, discapacitada o anciana para haber tenido semejante deferencia? Esta pelea la he tenido más veces, en mi propio grupo de amigos, y todos esos conductores que me han puesto verde por exagerada, deberían hacérselo mirar, porque es algo que los que nos hemos ido a vivir fuera lo vemos, y los que no, no tanto. Que genial que haya más vigilancia y sanciones, pero ser un poco más amable no te hace perder más de 10 segundos y te ahorras ver las flores en memoria del último atropellado. Que me llamen loca, pero creo que compensa.