Diario de Burgos

La aventura de volar

R. PÉREZ BARREDO / Burgos
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La plaza y el Monasterio de San Juan acogen una muestra en la que, a través de maquetas y de dos ejemplares auténticos, se explica la historia de la aviación militar española desde sus orígenes hasta la actualidad

La estampa de los aviones en el centro de la plaza es impresionante. - Foto: Patricia

Volar fue, durante siglos, uno de los grandes anhelos del hombre. Aunque tuvo que esperar unos cuantos para inventar un artefacto que surcara los cielos, desde que alcanzó tan formidable conquista no ha hecho sino perfeccionar la navegación aérea. Esto es lo que explica la exposición 'Volar. Historia de una aventura', que acogen el monasterio y la plaza de San Juan, último espacio éste en el que han aterrizado, para asombro de propios y extraños, sendos aparatos cuya estampa no se antoja ominosa, más bien al contrario: permiten observar con deleite cada detalle de esos pájaros de acero que una vez volaron e incluso entraron en combate. Es el caso de un Texan-T6 de 1935, una joya de cuño norteamericano de la que España llegó a tener 60 ejemplares con los que numerosos pilotos españoles aprendieron a manejarse en aire.

Junto a él, otra reliquia: el primer reactor de la industria aeronáutica española, de 1955. Ambos aviones despiertan el interés y la curiosidad de quienes atraviesan por la plaza, que se entretienen en fotografiarse con ellos y en leer con atención los carteles informativos que explican su historia. El 'gancho' de estos dos aviones hace casi inevitable adentrarse en el cenobio, donde continúa la muestra con paneles informativos y con maquetas espléndidas que narran a la perfección la evolución de estos aparatos, desde el dirigible de Torres-Quevedo, fantástica construcción de principios del siglo XX hasta los más modernos aparatos, esos que, hoy, son la joya de la corona: del airbus Atlas al Eurofigther Typhoon.

Esta curiosa exposición, organizada por el Servicio Histórico y Cultural del Ejército del Aire y el Museo de Aeronáutica y Astronáutica, pretende acercar la realidad del Ejército del Aire a través de la aviación española. Las estupendas maquetas son historia, al cabo: ahí está el Plus Ultra con el que Ramón Franco voló desde Huelva hasta Buenos Aires, batiendo con ello todos los récords mundiales de distancia y de velocidad para un hidroavión. También hay una maqueta del Hispano Nieuport-52, por desgracia tan activo durante la Guerra Civil español por parte de ambos bandos. No en vano, la muestra hace referencia a los aparatos que tomaron parte en la Guerra de África, la década de los Grandes Vuelos de la Aviación Española, la posguerra, la creación del Ejército del Aire, los acuerdos con los Estados Unidos, la creación del Ministerio de Defensa, la incorporación como miembro de pleno derecho a la OTAN, etc. También se exhiben dioramas y reproducciones de material que ha dotado al Ejército del Aire y del Espacio (aviones, equipos de tierra, sistemas de vigilancia y seguridad aérea).

Contemplando un caza.
Contemplando un caza. - Foto: Patricia

Recuerda la muestra la vinculación tan estrecha de Burgos con la Milicia Aérea Universitaria (MAU), que inició su andadura en 1949 y permaneció activa hasta 1971, cuando se abrió el aeródromo de Villafría a la aviación civil. La exposición podrá verse hasta el domingo, 1 de octubre.