Diario de Burgos

El HUBU opera más que prepandemia, pero dobla cancelaciones

GADEA G. UBIERNA / Burgos
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En el 2022 se suspendieron cerca de mil cirugías y este año se han aplazado al menos 400, que equivalen al 3%. Es el único indicador quirúrgico que no vuelve a valores prepandemia

Foto de archivo de una cirugía en el HUBU, que ha recuperado la normalidad salvo en las cirugías suspendidas. - Foto: Jesús J. Matías

Los indicadores que Sacyl emplea para analizar la actividad quirúrgica en sus hospitales indican que el HUBU ha recuperado lo perdido a lo largo de la pandemia en todos los aspectos evaluables menos uno: el porcentaje de cirugías que se cancelan. En el primer semestre del año se suspendieron 390 (un 3% del total), pero en 2022 se quedaron a las puertas del millar, con 911 (un 4%). Esta cifra duplica los aplazamientos registrados justo antes de la explosión de la crisis por la covid, el 2019 (436 suspensiones, un 2%), pese a que el complejo asistencial de la capital ya opera más que entonces. 

Las razones por las que se suspende a última hora una cirugía programada (es decir, prevista con antelación en la planificación quirúrgica) son variadas, pero una muy habitual, y más en estos últimos años, es que una intervención se alargue más de lo esperado y retrase toda la actividad estimada para la jornada ordinaria de trabajo. Así, se da el caso de que, al final, la última intervención prevista tiene que aplazarse porque no da tiempo a hacerla en la mañana. Esta situación se ha vivido durante la crisis sanitaria más de lo que era habitual antes; entre otras cosas porque muchos pacientes entraban en el quirófano con patologías más avanzadas de lo que era frecuente por el retraso diagnóstico que ha caracterizado a la pandemia. Y, así, una cirugía que antes duraba cuatro horas, en estos últimos meses podía extenderse a cinco, seis o más.

A las circunstancias atribuibles a Sacyl se añaden otras como el déficit de anestesistas, que se arrastra desde hace años, pero que en ocasiones se agrava con bajas no esperadas. Si no hay forma de reorganizar la actividad, se priorizan intervenciones y se opta por aplazar lo que menos urge. Este supuesto se ha vivido más en anestesia, pero no es exclusivo de este servicio.

Para evitar imprevistos de este tipo, el hospital llegó a acuerdos con varios servicios para que el personal prolongara jornada y, de esa manera, evitar cancelaciones por falta de tiempo en el turno ordinario. Esta fórmula, según explican fuentes del bloque quirúrgico, se emplea para sacar adelante tanto procedimientos complejos, de muchas horas, como otros sencillos, pero que generan mucha lista de espera.

Por esa razón, a base de revisar y ajustar cuadrantes, el HUBU consiguió cerrar el 2022 con más operaciones realizadas que antes de la pandemia: 22.787 frente a las 21.811 del 2019. Y es de esperar que el 2023 termine todavía mejor.

El año pasado es el último ejercicio completo cerrado y, por tanto, el único comparable con el previo a la pandemia. Sin embargo, es de esperar que el 2023 cierre con mejores cifras, dado que, según explicaciones de la gerente del hospital, Ana Lucía Fernández, la evolución «es muy buena» y, por lo tanto, es de prever que el último trimestre del año permita seguir recuperando actividad perdida durante la crisis por el SARS-CoV-2. De hecho, si se mantiene el volumen de actividad del primer semestre hasta finales de diciembre, el hospital podría concluir con una cifra histórica de operaciones realizadas.

A la cabeza. Está por ver si el pago de prolongaciones de jornada y peonadas, así como la posibilidad de operar muchos de los días en los 22 quirófanos del hospital disponibles para pacientes en lista de espera (hay otros dos para urgencias) permite que el HUBU siga mejorando en este indicador que se le resiste y vuelva a ser el hospital grande de la Comunidad con menor porcentaje de cancelaciones en quirófano.

En 2019 el complejo burgalés registraba un porcentaje de suspensiones del 2% frente al 5% que admitía el Clínico de Valladolid, que era el que peor iba. El año pasado, el único comparable por disponer de datos cerrados, el HUBU había duplicado al 4%, pero el vallisoletano Río Hortega había llegado hasta el 6%. Con los datos provisionales del 2023, que solo recogen cifras hasta julio, el complejo burgalés había conseguido una discreta reducción de aplazamientos (3%), que en cifras concretas equivale a 391 de las 13.029 operaciones ejecutadas. Está, por tanto, a la par que los complejos de León y también del Río Hortega, pero habrá que esperar hasta la próxima primavera -por lo menos- para constatar cómo terminó el año y si, por fin, el personal del bloque quirúrgico del hospital puede afirmar haber vuelto a la normalidad.