Diario de Burgos

Empresarios de la N-122 piden buses diarios a los pueblos

L. NÚÑEZ / Aranda
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Los gerentes de El Lagar de Isilla, el Monasterio de La Vid y Área Duero reivindican un transporte público digno y advierten: "Sin servicios, nadie quiere trabajar aquí"

Empresarios de la N-122 piden buses diarios a los pueblos - Foto: Alberto Rodrigo

Un transporte público en condiciones. Es lo que reclaman varios empresarios asentados en distintos municipios de la Ribera del Duero, sobre todo los ubicados a lo largo y ancho de la Nacional 122 desde Aranda en dirección hacia Soria. Piden que se ponga en marcha una línea regular de autobús, con frecuencias de ida y vuelta de lunes a domingo, y paradas en localidades como Fresnillo de las Dueñas, Vadocondes o La Vid y Barrios. Tanto José Zapatero, gerente de El Lagar de Isilla; como Armando García, al frente de la hospedería ubicada en el histórico Monasterio de La Vid; y Jesús Rojo, que dirige el hotel Área Duero en Vadocondes, advierten de que sin servicios el día a día de sus negocios en el medio rural se complica aún más si cabe. Por eso reivindican mejores conexiones. Y lo hacen con la mirada puesta en la contratación de personal.

En las circunstancias actuales, con unas paupérrimas frecuencias de autobús, quienes trabajan en los pueblos de la comarca deben desplazarse en su propio vehículo. Sí o sí. No tienen otra opción. Sin embargo, no todo el mundo dispone de coche. Y con apenas un autobús o dos como máximo al día (a excepción de martes, sábados y domingos que no hay ninguno), el mermado transporte público tampoco resulta una opción factible. "Es como si no hubiera", aseguran. Así que estas empresas del sector hotelero y hostelero se enfrentan a un panorama incierto. Zapatero reconoce que tienen que hacer "verdaderas virguerías para contratar personal". Y es que si, en líneas generales, a los hosteleros cada vez les cuesta más encontrar mano de obra, en los pueblos y "sin un transporte público digno", esta búsqueda va camino de convertirse en una misión (casi) imposible.

"Si queremos que la gente viva en los pueblos hay que dar facilidades para que puedan moverse. Es completamente absurdo que pidamos a nadie que se asiente en el medio rural cuando no hay ningún tipo de transporte público. Hay que dar a la gente lo que necesita. Hacer que vivir en un pueblo sea interesante. Si no, nadie va a querer instalarse ni trabajar aquí", sostiene García, gerente del grupo de empresas Virrey Palafox en El Burgo de Osma y que desde hace un año gestiona la hospedería monástica, que incluye restaurante, hotel y albergue, donde suman 19 empleados. En este sentido, lanza otra cuestión: "¿Cómo quieren que una empresa monte un negocio en un pueblo si los empleados no pueden venir a trabajar?".

En los tres casos, lo primero que preguntan en cualquier entrevista de trabajo a los interesados es si tienen coche propio. Si la respuesta es 'no', el proceso, lamentablemente, suele acabar pese a que el candidato sí que encaje en el perfil buscado. Así que la falta de comunicaciones ya repercute en sus negocios. "Nos vemos limitados de una forma importante. A la hora de contratar tienes aún menos posibilidades", asegura el gerente de El Lagar de Isilla, que cuenta con más de 50 empleados en su hotel, restaurante y bodega en La Vid.

En esta misma línea se pronuncia Armando García: "Hay mucha gente que no puede venir a trabajar porque no tiene vehículo. Esto nos genera un problema. Tenemos déficit de camareros, limpiadores, en cocina…". Por su parte, Jesús Rojo, que reabrió el hotel de Vadocondes hace algo más de dos años, admite que cunde un cierto malestar "porque hay bastante trabajo, pero el problema es la falta de transporte". Ninguno de sus ocho trabajadores se mueve en autobús. Es "impensable" en las actuales condiciones. Y, para más inri, tampoco hay demasiada vivienda disponible en los pueblos.

A peor con el tiempo. Como dice José Zapatero, no les queda más remedio que "hacer encaje de bolillos de una forma tremenda". En El Lagar de Isilla, intentan que la plantilla se organice y comparta vehículo, de forma que quienes no tienen coche al menos puedan desplazarse con algún compañero. A ello se suma que han reconvertido una casa rural en habitaciones para sus empleados. Vamos, que han cerrado este negocio para procurarse un plan b y tratar de esquivar las dificultades que supone vivir sin un transporte regular y continuo. "No pedimos nada que no sea lógico. En los pueblos tiene que haber servicios. Si las empresas tenemos que poner algo, lo haremos. No hay problema. Lo importante es disponer de servicios", remarca, crítico con la progresiva pérdida de conexiones. "Han ido a peor, se usan menos y con el tiempo dirán que no son viables, pero eso es porque no hay una buena red", sostiene.

En el caso del Monasterio de La Vid, con 34 habitaciones en el hotel y 100 plazas en el albergue, costean una furgoneta desde El Burgo de Osma hasta La Vid para sus empleados. El problema está en quienes viven en Aranda o en otros pueblos que no cubren su ruta. "Eso supone unos incrementos (de gasolina) que complican todo, la verdad", expone García. Sin olvidar que los desplazamientos transcurren por la fatídica N-122, que califica como "francamente complicada". Llegados a este punto, insiste en que el principal problema que sufren es la falta de personal: "No es una cuestión del territorio, no es una cuestión de que el público no quiera venir. Lo que no tenemos es gente para trabajar". García lamenta que arrastran déficit de personal desde que abrieron hace un año. Creía que por estar cerca de Aranda iba a ser más fácil, "pero es igual de complicado". Así, resume: "Ahora mismo, nuestros empleados sólo pueden moverse en vehículo propio. Y nuestros clientes también". Clientes, por cierto, que recalan en la Ribera del Duero movidos por el auge del mundo del vino... pero que se ven limitados por las escasas frecuencias de autobús y la falta de tren Directo con Madrid. Así las cosas, en una comarca referente en enoturismo y con las bodegas como gran reclamo, la escasez de servicios lastra y mucho.

Eso sí. Estos empresarios no están dispuestos a quedarse de brazos cruzados. Saben de la importancia de remar en la misma dirección y unir fuerzas, al tiempo que reclaman a la Administración competente que tome nota. Han puesto en marcha inversiones de calado. En la hospedería de La Vid, los padres agustinos han desembolsado unos cuatro millones de euros. Y, entre todos, suman 80 empleos. Por su parte, el alcalde de La Vid, Luis Ángel Simal, critica que "en vez de mejorar, hemos ido a peor con los años". Y el de Vadocondes, Luis Javier Herrera, plantea la opción de "juntarnos todos y buscar alternativas. Quizá un microbús. Por intentarlo no se pierde nada. Son negocios que repercuten en el bien del pueblo", concluye.