La decisión que ha tomado el Banco Central Europeo de elevar progresivamente los tipos para combatir la inflación está provocando un repunte inédito en la cancelación de hipotecas. En los ocho primeros meses del año son hasta 1.994 las liquidaciones que ha notificado el Registro de la Propiedad de Burgos al Instituto Nacional de Estadística (INE). Por poner en contexto, en ese mismo periodo del 2022 el número se quedó en los 1.911, mientras que en 2020 y los ejercicios anteriores, previos al estallido de la política de subida de tipos, la cifra rondaba los 1.500.

Es más, hay que remontarse hasta el curso en el que estalló la crisis financiera, 2008, para encontrar un enero-agosto con más liquidaciones de préstamos hipotecarios como el actual: por aquel entonces el Registro recabó 2.203, aunque estos procedimientos se encontraban en plena caída fruto de la disminución de créditos.

Pero, ¿a qué se debe esta tendencia? ¿Se prolongará en el tiempo? Fundamentalmente, tal y como indican los expertos, se explica en base a dos factores: para evitar subidas en los pagos, ya que las hipotecas a tipo variable han llegado a triplicar sus cuotas mensuales, muchos burgaleses están optando por amortizar sus préstamos inyectando en los mismos parte de sus ahorros. «Cuando la gente tiene dinero en la cuenta lo que hace es aplicarlo a la deuda la más cara», reconoce Luis Fernando del Olmo, director del área de Procesos Crediticios de Cajaviva Caja Rural, que precisa que el factor de tener suscrito un tipo de interés variable a la hora de firmar una hipoteca ha incrementado «notablemente» el anticipo de las amortizaciones entre quienes se lo pueden permitir.

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