Diario de Burgos

Un clásico que alimenta el cuerpo y el espíritu de fiesta

D. ALMENDRES / Burgos
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La Feria de Tapas está a un paso de cumplir 20 años y vuelve a reinventarse para aumentar su atractivo. Raúl Mancha vivirá su segunda experiencia y pide que la gente salga a la calle

Raúl Mancha posa en el paseo Sierra de Atapuerca, donde se ubicará este año la Feria de Tapas. Un escenario de San Pedro ‘origen y destino’. - Foto: Valdivielso

Han pasado prácticamente 20 años desde que en 2005 la Feria de Tapas saltó a las calles de Burgos y desde entonces los Sampedros no se entenderían sin la presencia de las casetas en las plazas y paseos más emblemáticos de la ciudad. Todo está preparado para celebrar una nueva edición de una convocatoria ya acostumbrada a adaptarse a los tiempos, a las exigencias del guion y a las necesidades de los consumidores.Y lo hace con la fuerza del primer día.

Raúl Mancha es uno de los últimos profesionales en apostar fuerte por esta iniciativa de obligada presencia en la programación y vivirá su segunda experiencia en esta convocatoria dispuesto a colaborar para que la cita tenga un futuro aún mejor. 

«Han pasado dos décadas, pero la feria de tapas sigue siendo un éxito ysi la montamos es porque la gente la demanda», resume Sancha. «Hicimos cuentas de cómo salió el año pasado y calculamos que se vendieron 250.000 pinchos. A la gente le gusta», subraya.

De momento, la iniciativa será diferente en este 2024, puesto que las limitaciones planteadas reducen al paseo Sierra de Atapuerca como único espacio disponible para instalar los 13 puestos de hostelería permitidos. Serán menos que en otras ocasiones, pero la concentración también traerá sus aspectos positivos a la espera de conseguir más espacios el próximo año para atender a la demanda existente en el sector.

Otro aspecto fundamental es que los profesionales mantuvieron el calendario habitual de la feria y sortearán la reducción de las Fiestas para abrir sus barras desde el 22 de junio hasta el 3 de julio. «Era la manera de que fuera rentable, aunque tenemos la lógica incertidumbre», explica.

Todo está preparado para dar brillo a una convocatoria ineludible. «Aunque somos un clásico, todo tiene que adaptarse», asume Mancha, quien destaca la esencia de la feria de tapas. «Para mí, comer y beber en la calle durante las fiestas me parece fundamental. Son días, precisamente, para estar en la calle y tenemos que estar en los sitios más reseñables y concurridos», analiza, para insistir en un matiz. «Queremos estar en más sitios».

Una de las novedades de este año será la apuesta por el pincho 'gourmet', «más elaborado» para convencer a todos los paladares.«Es un salto de calidad, pensando en algo especial», resalta Sancha. Otro paso más hacia adelante en un camino que aún presenta numerosos retos. «Estamos muy contentos porque esta edición se ha organizado con tiempo, aunque estamos a la espera de un convenio a largo plazo para poder perdurar e invertir en las casetas. De lo contrario, vamos al tran-tran», apunta.

Será unSanPedro diferente para Raúl Mancha, quien asume que toca «currar, currar y currar» ajeno al jolgorio general. «Son 10 días y no queda otra, pero es una pena porque tengo tres hijos y es el segundo año que me quedo sin ir a las barracas con ellos.Qué le vamos a hacer», acepta.

Las tapas están listas para alimentar el cuerpo y el espíritu de fiesta.Raúl Mancha confía en que todo salga a pedir de boca y las calles vuelvan a lucir el ambiente visto en la Noche Blanca. «Aquel día salí y me fui orgulloso porque había un montón de oferta y estaba todo a reventar», celebra, para poner el foco en esta cuestión.«Es importante hacer cosas para que salgamos a la calle.La gente disfruta y nosotros damos un servicio. Hay que apostar de verdad por hacer iniciativas que potencien Burgos», concluye.