Diario de Burgos

La reforma de la N-I llegará al plazo con mucho tajo pendiente

L.M. / Burgos
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La obra para suprimir los peligrosos cruces entre Rubena y Fresno de Rodilla deberá concluir a finales de verano, pero a día de hoy apenas se ha certificado el 70% de los 8,9 millones por los que se adjudicó

Los trabajos de extendido de las capas de aglomerado han arrancado hace unos días. - Foto: Jesús Javier Matías

Aunque más o menos se intuye lo que terminará siendo, a la reforma de la N-I entre Rubena y Fresno de Rodilla le queda aún mucho tajo por delante. La obra, que costará 8,9 millones de euros, se adjudicó por un periodo de 27 meses al que hay que sumar otro más fruto de una modificación planteada el año pasado. A parte de ampliar 30 días el periodo de trabajo, el montante se elevó en 809.190 euros frente a los 8,1 por los que se asignó.

En los primeros compases del verano de 2021 arrancaron los trabajos para reformar un tramo de 5,8 kilómetros con numerosos cruces peligroso que se han llevado multitud de vidas en los últimos años. 28 meses después, es decir, este próximo septiembre, deberían concluir. Sin embargo, y a la prueba está vistas las fotografías que acompañan esta información, los empleados aún tienen trabajo por completar. El Ministerio de Transportes cifra en el 70% las certificaciones que ya se han abonado a la compañía que ejecuta el tramo, por lo que aún faltan un 30%. El Ejecutivo precisa que el porcentaje «se incrementará de forma significativa con el comienzo de los trabajos de extendido de las capas de aglomerado, ya que tienen un rendimiento y peso relativo considerablemente alto dentro del presupuesto».

Aunque los tableros de las estructuras ya están colocados, todavía no se ha terminado por completo de conformar los pasos superiores sobre el actual trazado de la N-I. Tampoco se ha culminado la conformación de los terraplenes anexos ni el extendido de las capas de aglomerado. Del mismo modo, no se ha terminado con la instalación de suministros. Sí se ha imprimido en el enlace más próximo a Rubena, aunque en el de Fresno las labores están muy en pañales. En las próximas semanas se trabajará en implementar el equipamiento vial de la carretera -aún ausente- así como la señalización vertical o los sistemas de contención. Estos últimos son fundamentales para la seguridad vial.

Una obra... con polémica. Esta reforma, que acumuló años y años de tediosa tramitación administrativa hasta que dio sus primeros pasos, ha sido rechazada por los distintos alcaldes y la Plataforma de la N-I tras la liberalización de la AP-1 en 2018. «Es sorprendente que continúen con los trámites de un proyecto malo y absurdo, que diseña vías de servicio enormes para pueblos de 40 habitantes», reconocía el portavoz de la entidad, Rafael Solaguren, que reclamaba revertir la inversión a otras actuaciones más urgentes en la antigua autopista.

El proyecto de intervención entre Rubena y Fresno se aprobó en 2005, hace ya 17 años. Una década después, en julio de 2015, se encargó a Tecopy la actualización del documento, fundamentalmente de los datos de aforo de la carretera y de algunas mediciones. A finales de ese año se expuso a información pública para que los ayuntamientos de Rubena, Atapuerca y Quintanapalla y los dueños de 22 fincas a expropiar -fueron muchos más finalmente- pudieran examinarlo y alegar. El documento definitivo de construcción se aprobó en mayo de 2016, pero fue necesario otro año para que el Gobierno se decidiera a sacarlo a concurso. En mayo de 2018 el Ministerio de Fomento decidió conceder la obra a OHL, por 8,17 millones de euros, una baja del 31%, y un plazo de ejecución de 27 meses. La obra se retrasó por más modificados hasta 2021.