«Totalmente insuficiente». Así calificaron ayer los representantes de CCOO y UGT la propuesta que Femebur, la patronal del metal de Burgos, les presentó acerca del futuro convenio colectivo. Los dos sindicatos acudieron a la cita con ciertas esperanzas de encontrar algo de sintonía, aunque tal y como aseguraron a este periódico, finalmente no fue así.
Ambas partes se han vuelto a citar a la vuelta de las fiestas de San Pedro y San Pablo, aunque desde los sindicatos admiten que será un ultimátum. «Hemos fijado esa fecha por no romper las negociaciones, seguir manteniendo las reuniones y la posibilidad de abrir una vía para solucionar el convenio», admitieron desde CCOO. De no encontrarse con una propuesta más benévola para sus intereses, no dudarán en anunciar las primeras movilizaciones después del verano. Estas irán in crescendo de cara al otoño hasta desembocar en una más que probable huelga. «No podemos estar mareando la perdiz ni regateando unos pocos céntimos», denunciaron desde UGT.
Los empresarios modificaron ayer algo su discurso y plantearon a los sindicatos una variación con respecto al último encuentro. Ofrecieron un incremento salarial de cara a 2023 del 0,5% -frente al 0% de otras citas- y del 1,5% para 2024 y 2025. En este último ejercicio se aplicaría la cláusula de revisión a IPC, aunque topada 2% y sin contemplar atrasos (efectos retroactivos), mientras que tanto en 2023 como en 2024 esa fórmula no se contemplaría.
«Nos parece una tomadura de pelo. Perderíamos los dos elementos diferenciadores con los que cuentan los 13.000 trabajadores del metal de Burgos, la revisión a IPC y el abono de los atrasos», lamentaron desde UGT. Desde la bancada de CCOO reivindicaron que estas dos son las líneas rojas que se han marcado de cara a la negociación del convenio y calificaron la propuesta de la patronal como «totalmente insuficiente (...)».
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