Diario de Burgos

La vida llega con los niños

R.E.M. / Rabé de las Calzadas
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Rabé de las Calzadas gana 28 empadronados y en el bus escolar ahora van cinco pequeños más que el curso anterior, aunque sobresale la historia de una familia que procede de Burkina Faso

En el autobús que va al colegio Petra Lafont de Tardajos este curso se montan a diario once niños. - Foto: Luis López Araico

Cuando el reloj marca las tres y media de la tarde regresa a Rabé de las Calzadas el autobús escolar. Las madres esperan junto a la parada del ayuntamiento, mientras que los pequeños recogen sus mochilas y concluyen así su jornada lectiva. ¡Qué alegría ver tanto movimiento! Ahora acuden once alumnos desde el pueblo hasta el centro Petra Lafont de Tardajos, cinco más que el curso pasado. Nuevas familias jóvenes se han quedado a vivir y eso ha generado que el pueblo haya ganado 28 empadronados en un año. Aunque entre todos ellos sobresale la historia de Dominique y Lucen, que proceden de Burkina Faso y se han integrado a la perfección.

«El pueblo nos gusta mucho y la gente aquí es muy amable», expone Dominique, que llegó hace dos años y ahora se ha comprado una casa en Rabé. Trabaja en una huerta ecológica y hace dos meses han llegado su mujer y sus dos niñas, que ya están esperando a que pase esta época de frío. «El verano es muy diferente aquí», dice.

El alcalde, Diego Rodríguez, se muestra especialmente contento con estos datos del censo y reconoce que también han hecho campañas para que la gente se empadrone. En un año han pasado de 226 a 254 habitantes, lo que supone un 12,4% más. Sin embargo, el regidor lamenta que recientemente se han quedado sin bar después de que la persona encargada de su gestión lo dejara. Después de este 'golpe', se confía en encontrar a un nuevo hostelero pronto, ya que los vecinos aseguran que este se alza como el principal centro de reunión.

Monic y Lucen han llegado hace un par de meses a Rabé desde Burkina Faso.Monic y Lucen han llegado hace un par de meses a Rabé desde Burkina Faso. - Foto: Luis López Araico

Otros vecinos llevan tiempo residiendo en el pueblo y muestran su alegría por el crecimiento. «Vivo en Rabé desde hace 17 años, mi marido es de aquí», asegura Noelia Santamaría, que reconoce que algunas personas que vivían antes en Burgos se han trasladado y se están construyendo casas. «A la gente joven le gusta mucho venir al pueblo los fines de semana», asegura, en relación al gran movimiento que tienen siempre. Entre semana cuentan con el bus para que los niños puedan ir al colegio, donde también disfrutan con las extraescolares. Mientras, para los mayores también hay alguna actividad, como los ejercicios hipopresivos. «Y tenemos aquí al lado Tardajos, a cinco minutos, donde hay tienda y otros servicios», comenta, mientras insiste en la importancia de que reabra pronto el bar para tener un lugar de reunión. Eso sí, con la época alta del Camino de Santiago ya están el hostal y albergue.

Miguel, Daniel, Quique, Álvar, Natalia, Carlota, Íker, Liam, Monic... son algunos de los pequeños 'responsables' de que el ajetreo haya regresado a las calles y de que la vida haya vuelto con fuerza al pueblo.

Esa alegría al ir a recoger a sus nietos se nota en la cara de Feli de la Torre, que nació en Rabé y al jubilarse se ha instalado de nuevo. «Sí que se nota que durante estos últimos años hay más gente joven y más niños», manifiesta. «Yo estoy feliz, mi hija además se ha venido este año desde Burgos y ahora tengo aquí a tres de mis nietos», añade Feli, que demuestra vivir encantada en este municipio.

Casi 200 municipios burgaleses han conseguido frenar la sangría demográfica y en puntos como Rabé exhiben con orgullo esos brotes verdes que llenan de esperanza a un necesitado medio rural.