Los agricultores lidian con multitud de problemas para poder mantenerse a flote y, cuando la meteorología no acompaña, las dificultades se vuelven aún más grandes. Buen ejemplo de ello lo compone el sector en la zona de Miranda, que durante el presente curso ha tenido que hacer frente a una dura sequía. El impacto de la falta de lluvia, según explica Roberto Valdivielso, de la Cooperativa Virgen de Altamira, ha sido brutal, tanto que califica la campaña de 2023 como un auténtico «desastre». Es más, el socio de esta agrupación reconoce que se trata del «peor de los últimos 25 años».

Valdivielso remarca que jamás había «visto algo así» durante su larga trayectoria en el sector. Según recuerda, la cosecha de 2022 en Miranda se cerró con caída de un 30% en comparación con el curso previo, sin embargo, viendo este dato con perspectiva cree que por aquel entonces al menos «se lograron salvar los muebles». Y es que este año 2023 han registrado una bajada todavía más acusada, puesto que de media la producción de las tierras ha descendido a la mitad si se tienen en cuenta los datos del ejercicio inmediatamente anterior.

Conforme a las estimaciones que manejan en esta cooperativa mirandesa, el rendimiento de los terrenos ha rondado entre los 3.000 y los 3.500 kilos por cada hectárea, una cifra sumamente alejada de la producción que obtenían años atrás. Si bien es cierto que el propio Valdivielso comenta que «la cebada ha resistido un poco mejor que el trigo», insiste una y otra vez en que la sequía reduce las estadísticas a mínimos históricos en todos los cereales.

Unido a ello, este miembro de la Cooperativa Virgen de Altamira explica que «la calidad de la cosecha tampoco es demasiado buena», dado que cuando cayó algo de lluvia en la zona de Miranda «ya era tarde y no se podía aprovechar», provocando que hayan quedado «algunos granos un poco verdes».

Seguro. El cereal en la zona de Miranda no ha tenido que hacer frente durante este año a problemas relacionados con enfermedades, según reconoce Valdivielso. No obstante, los miembros de la cooperativa sí que han contactado con el seguro para intentar paliar las pérdidas provocadas por la sequía. Según explica el agricultor, los peritajes ya se han llevado a cabo en los diferentes terrenos particulares y, aunque cada caso tiene sus diferencias, todos «cobrarán al menos para cubrir los gastos».