Diario de Burgos

La poesía de los Comuneros

I.L.H. / Burgos
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La burgalesa Sandra Rilova y el palentino Héctor Castrillejo trasladan al papel las ilustraciones y versos del documental sobre los protagonistas de la batalla de Villalar. Lorenzo Silva lo prologa

'Olvido' es uno de los poemas que forman parte de Una brizna de sangre (Editorial Páramo), el libro que recupera los versos que Héctor Castrillejo y las ilustraciones que Sandra Rilova realizaron para el documental Comuneros.

«En la orilla de la campa / olas verdes de cebada/ rompen abriendo la llaga/ por la que el tiempo aún sangra./ Hilo de sangre bordada/ al pecho de las estrellas/ por la que el pasado mana / y tiñe de rojo las eras./ Fuente de surcos ardiendo/ bueyes de reja forjada/ con sangre y sudor de un pueblo/ no debe ser doblegada./ Aún hay rumor en la campa/ aún se sienten las pisadas/ cinco siglos de silencio/ que habla/ grita/ canta/ y brama».

Olvido es uno de los poemas que forman parte de Una brizna de sangre (Editorial Páramo), el libro que recupera los versos que Héctor Castrillejo y las ilustraciones que Sandra Rilova realizaron para el documental Comuneros, dirigido por Pablo García Sanz para conmemorar los 500 años de la revuelta castellana que terminó con la batalla de Villalar en 1521. 

La lírica de ambos añade épica a las hazañas ya de por sí revolucionarias de los Comuneros, aunque no sea sencillo hacer poesía con su historia. «Los poemas fueron un encargo para la película y hacían de hilo conductor. Están todos y la canción Una brizna de sangre, que es parte de la banda sonora que compuse con Carlos Herrera, miembro de El Naán, y que fue prenominada a los Goya», resume el poeta Héctor Castrillejo y miembro del grupo de música de raíz. 

Las ilustraciones de Sandra Rilova nacieron con el mismo objetivo y dado que fueron creadas para un formato apaisado como el que exige una pantalla, el libro mantiene un diseño que respeta las creaciones de la burgalesa. «Las imágenes junto con los poemas tienen una conexión singular para transmitir emociones. El trabajo de Héctor aporta algo especial. Busca la belleza entre los paisajes y los que los habitan. Crea atmósferas a través de sus versos», relata la ilustradora antes de que Castrillejo alabe su trabajo sin necesidad de preguntarle: «Su obra es maravillosa. Engrandece los versos y me encanta sobre todo cuando los poemas están engarzados dentro de los dibujos. Funcionan muy bien y realzan la palabra».

Llegar a este libro les ha llevado mucho trabajo. Para la escritura Castrillejo recuerda la dificultad del encargo. «El director me pedía que hablara de hechos concretos de la revolución y escribir poesía de esa manera es complicado. Así que eché mano de mis obsesiones poéticas y tiré del paisaje y la luz de Castilla. En lugar de hablar de los personajes o la historia, menciono el contexto. No hablo de los Comendadores, pero sí del viaje desde Galicia y los vencejos que revolotean, por ejemplo», recalca mencionando también que los poemas funcionan por sí mismos.

En el caso de las ilustraciones, Rilova se enfrentó por primera vez a un trabajo que requería del apoyo de un historiador, «que es el que tiene que dar el visto bueno a la indumentaria, las armas o la arquitectura». «Nunca había hecho nada tan fiel a la realidad, así que me resulta complicado. Son muchas horas de dibujo, pero me hace ilusión», contó en su momento.

Vistos ahora sobre el papel, junto a los versos del músico de El Naán y en una editorial «que cuida de los autores de Castilla y León en particular» hacen que el libro Una brizna de sangre sea «especial» para ambos y que esa singularidad se note al otro lado, como lectores.

Para rematar la faena la obra cuenta con el prólogo de Lorenzo Silva, autor de Castellano, que trata sobre el mismo tema. La colaboración surgió «porque descubrió la canción en las redes y comentó que le había gustado. Aquello nos hizo mucha ilusión y cuando surgió la idea del libro le escribí sin conocerle. Y enseguida nos contestó que sí», cuenta Castrillejo.