La Diócesis de Burgos da un paso más en materia de supervisión y vigilancia de la institución, con la puesta en marcha de una oficina cuyo objetivo es garantizar no solo que la normativa se cumple, algo obligado para cualquiera, sino que se hace con ética. El arzobispo, Mario Iceta, explicó ayer que «no hay obligación legal, pero sí moral» de contar con un instrumento de este tipo, que refuerza el trabajo de los últimos dos años para avanzar en materia de control interno y transparencia externa. 

De hecho, a la vez que se activa esta nueva oficina, se destaca en la página web de la Diócesis la creación de un «canal ético», que incluye un 'buzón' para que cualquier ciudadano pueda, según apunta la institución en internet, «informar rápida y fácilmente de sus inquietudes sobre conductas indebidas, confirmadas o sobre las que tenga sospechas, así como sobre aquellas dudas que pudiera tener respecto del Sistema de Gestión de Compliance [cumplimiento normativo, en inglés] de la Archidiócesis de Burgos o respecto de cualquier persona relacionada con la Archidiócesis de Burgos». 

Este canal es confidencial y, en caso de que así se desee, también anónimo. De esta manera, se explicó ayer, también se asegura el cumplimiento de la ley 2/2023 de 20 de febrero, que trata de proteger de amenazas o represalias de cualquier tipo a las personas que alerten sobre casos de corrupción o infracciones.

Iceta ha puesto al frente de esta nueva oficina al sacerdote Carlos Azcona, quien se doctoró hace más de diez años en Derecho penal y que ayer aclaró que por «cumplimiento normativo no debe entenderse únicamente» la observancia escrupulosa de la legislación, «que es algo obligado», sino que alude más al «cumplimiento normativo y ético» de las leyes que atañen a la diócesis. Es decir, el objetivo de esta nueva oficina concierne al qué se hace, pero también al cómo (...).

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