Diario de Burgos

Al refugio del arte religioso

R.E.C. / Burgos
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La falta de propuestas culturales en Burgos capital está obligando a turistas y locales a descubrir otras alternativas de ocio. Es el caso del Museo del Retablo que, impulsado por la pulsera turística, está captando un gran número de visitas

En la nave central de la iglesia de San Esteban se encuentran algunos de los retablos más importantes que atesora el museo. - Foto: Iván López

La falta de actividades culturales en la ciudad por el cambio de Gobierno municipal y la falta de presupuesto han hecho mella en una agenda ya de por sí denostada en el periodo estival. No ha habido rutas teatralizadas, ni visitas guiadas a edificios municipales como el Teatro Principal o el Palacio de Castilfalé, tampoco está disponible el Castillo, cerrado por obras. Todo esto está obligando a muchos, tanto público local como a turistas, a buscar otras alternativas de ocio en la urbe castellana. Para mitigar esa ausencia siempre quedarán los museos, abiertos a todos aquellos que quieran descubrir lo que en ellos se custodia.

Uno de ellos es el Museo del Retablo, en la iglesia de San Esteban, una colección de patrimonio religioso de más de 150 piezas procedentes de un centenar de pueblos que, a priori, puede pasar desapercibido, pero que una vez que se conoce no deja indiferente a nadie por lo que en él se atesora. Es el caso de Enrique, procedente de la vecina Valladolid, quien admite estar «encantado» con la exposición. «Ha sido un descubrimiento», pero reconoce que no se dio cuenta de sacar antes la pulsera turística, aquella que permite por un euro más en la entrada a la Catedral visitar también San Nicolás, San Esteban y San Gil.

Aunque es de los pocos porque la mayoría que entran lo hacen ataviados con la pulsera azul, como la familia de Jesús, oriunda de Murcia, y que ha llegado a la capital después de un viaje por Salamanca y Asturias. O la familia de Amelia, desde Valencia, virtuosos en la tecnología y que optaron por sacar la pulsera a través de internet y de utilizar los códigos QR para atender a la explicación, «para nosotros es más cómodo que el folleto».

Un goteo constante de asistentes, tanto nacionales como extranjeros, que reflejan «unos datos muy positivos», como asegura el propio gerente del museo, Antonio García Ibeas, que espera acabar el verano con más de 11.000 visitas. Unas cifras que se acercan a las del año pasado y que confirman la normalización y la recuperación de turistas después de la pandemia.

«La pulsera turística está funcionando muy bien. Es muy alto el porcentaje de visitas a través de ella, aunque falta algo de promoción», reconoce su gerente, que espera que el congreso internacional El retablo iberoamericano: arte, devoción e iconografía reafirme la exposición y lo dé a conocer más.

Museo vivo. Con la mente puesta en el horizonte, García Ibeas tiene pendiente realizar varios proyectos en el Museo del Retablo. Uno de ellos es habilitar la torre del campanario, a la espera de financiación que permita abrirlo al público para contemplar unas vistas únicas de la Catedral y la ciudad.

Otro, será la incorporación en breve de piezas nuevas después de su restauración y su «salvación» del olvido o robo. «A este paso, con el problema de la despoblación en las zonas rurales y con su consiguiente abandono y riesgo para el patrimonio, el museo se nos va a quedar pequeño».

Retablo sonoro. Una de las pocas actividades que ha organizado la Gerencia de Cultura y Turismo del Ayuntamiento para este verano, con la colaboración de la Residencia Artística y apoyada por la Fundación Círculo Burgos, ha sido el V Ciclo de Conciertos 'Retablo Sonoro'. Una muestra que Diego Crespo, uno de los responsables, ha calificado de «éxito» al tener el cartel de no hay entradas en cada recital, con cabida para 140 personas. «Si hubiera habido más aforo, más público hubiéramos tenido. La gente acude con mucha ilusión y responde maravillosamente».

Tanto es así, que para el 26 y 28 de septiembre el Museo del Retablo volverá a acoger dos conciertos más, con uno extra el 21 de octubre que irá acompañado de la presentación del disco del pianista burgalés Emilio González Sanz, Por el cuarto camino, con música de los compositores de Gurdjieff y Hartmann. La venta de entradas para estos eventos estará disponible a partir del 10 de septiembre en el propio museo y en la Casa de la Iglesia con un precio de 8 euros para los dos recitales de septiembre y 10 euros para el del músico local.