Diario de Burgos

Acentos contra el vaciado de los pueblos

I.M.L. / Anguix
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Anguix es la localidad burgalesa con más porcentaje de extranjeros, casi tantos como anguiseños, por un efecto llamada positivo

Teresa Arquero, alcaldesa de Anguix (centro), con Amine Attar, Aicha Madkouk, Abdilah Benbacem y Mohamed Elarras, cuatro de los muchos vecinos marroquíes. - Foto: I.M.L.

La baja natalidad, el envejecimiento de la población y la emigración a las ciudades son algunos de los lastres que provocan que los entornos rurales se estén quedando vacíos. Mientras algunos municipios no ven ascender su curva de habitantes censados, otros han encontrado en la acogida de migrantes una solución a sus calles y casas vacías. En la comarca ribereña esa llegada de extranjeros se deja ver en el padrón de Gumiel de Mercado o La Cueva de Roa, que rondan el 30% de población foránea, pero el paradigma de esta convivencia está en Anguix, cuyas cifras demográficas la destacan como la localidad con más porcentaje de población de fuera, con un 44%.

Los últimos datos oficiales reflejan que 71 de los 162 empadronados en Anguix provienen de fuera de las fronteras nacionales, aunque esa balanza está, en la práctica, más equilibrada si cabe. «Tendremos ya más de 80 extranjeros, todos marroquíes a excepción de una familia rumana, así que casi somos los mismos de aquí que de fuera», reconoce su alcaldesa, Teresa Arquero, que apunta que esta tendencia se mantiene desde 2008 de forma constante y ascendente.

El motivo es doble: el trabajo en el campo y un efecto llamada positivo. «Vienen por las viñas, tienen familia o amigos aquí y, entre ellos, van corriendo la voz de que aquí necesitan gente», reconoce la alcaldesa. 

Lo que en otras localidades es un problema para atraer a nuevos vecinos, la falta de vivienda, en Anguix no se ha dado. «Viviendas vacías ya no creo que quede ninguna, y muchos ya se han comprado una casa», explica Teresa Arquero la situación del parque inmobiliario.

Tal es la integración de los vecinos marroquíes que, más allá de trabajar para otros, algunos se han lanzado a crear empresas en el municipio. «Aquí hay ya una empresa de servicios de albañilería, que también está a punto de abrir una tienda de ultramarinos, como teníamos antiguamente», alaba la valentía la alcaldesa.

¿Y estos nuevos vecinos cómo se sienten en Anguix? Habrá de todo, pero la mayoría están contentos porque tienen trabajo. Es el caso de Aicha Madkouk, una mujer de 39 años que lleva seis aquí. «Como tenía papeles y todo, encontré trabajo rápido en las viñas», recuerda su llegada. Su sobrino, Abdilah Benbacem, a sus 28 años, además de trabajar ya hace vida social después de tres años en Anguix. «Yo tengo amigos por todas partes, aquí y en Aranda, cuando quieres salir, sales», asegura. Alguno de los últimos en llegar son Amine Attar y Mohamed Elarras, que no llevan ni medio año y sólo se han dedicado a trabajar, pero están a gusto en esta localidad ribereña.