Diario de Burgos

"No se puede juzgar la historia con visión moderna"

Juana Samanes
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Comprometido. Con la verdad y los hechos reales, el largometraje narra la masacre y epopeya ocurridas en la zona francesa de La Vendée con ecuanimidad

"No se puede juzgar la historia con visión moderna"

Ya está en los cines Vencer o morir, una película que recuerda el desconocido primer genocidio de la historia moderna ocurrido a finales del Siglo XVIII en La Vendée, cuando el pueblo de esa zona gala, armado solo con su fe, se rebeló ante los desmanes que trajo la Revolución Francesa. Primer proyecto cinematográfico de los conocidos parques históricos Puy du Fou (instalados en España en Toledo). Uno de sus codirectores, Vincent Mottez, tiene muy claro por qué había que narrar en imágenes esa batalla. 

En España, la matanza ocurrida en La Vendée es bastante desconocida, en parte porque siempre se han blanqueado los atropellos ocurridos tras la Revolución Francesa. ¿Ocurre lo mismo en su país?

Si, en Francia no es un tema conocido, no porque se haya escondido sino porque ha quedado en la oscuridad. Fue una época muy compleja. Pasaron tantas cosas en cinco años que parecieron cinco siglos. Los acontecimientos de La Vendée  son dolorosos y no nos gusta recordarlos porque hay cadáveres y preferimos a veces taparlo. 

El relato que narra su película es una historia a contra corriente en estos tiempos sobre gente humilde que luchaba por unos ideales y su fe. ¿Fue eso lo que les inspiró a narrar esos hechos históricos?

Éramos conscientes de ello, pero queríamos narrarlo de manera auténtica. No hemos elegido hablar de creencias religiosas, simplemente hemos intentado comprender qué animaba a esa gente a rebelarse y la religión era esencial para ellos. En vez de intentar que la época viniera hacia nosotros, nos hemos acercado a ella. No se puede juzgar la historia con nuestra visión moderna. 

Eso en el cine se ha hecho demasiado, no sé si tiene usted algún ejemplo en mente.

Sin citar ninguna película, la imagen que se ha dado siempre de la corte de Versalles versa sobre las frivolidades, las historias de alcoba, de comilonas…Pero también era un lugar donde había diplomacia, política, mucho trabajo y ambición para el país. No solo comían y bebían champán. 

¿Cuándo y cómo deciden que esta historia sea contada en primera persona por Charette?

En un inicio iba a ser un documental y luego pasó a un largometraje histórico. Eso nos obligó a arreglar ciertos problemas de narración y a reunir todos los hechos del contexto en una voz en off. Y para hacerlo más atractivo pensé que lo mejor es que contará su historia Charette, uno de los líderes de la rebelión.

La película es muy épica, una especie de Braveheart a la francesa. ¿Qué fue lo más difícil de rodar?

Fueron las secuencias de acción.  Por ejemplo, las batallas en el campo, porque no solo hay amplitud de cuadro de imagen, sino que también hay que controlar a los especialistas, a los extras ... y además,  son las escenas más esperadas. Fallar en una de ellas podía ser algo fatal. El problema es que teníamos poco presupuesto y escasos medios materiales. Rodamos en tres semanas.

Tras escribir en imágenes uno de los episodios más trágicos de la historia gala, ¿con qué le gustaría que se quedasen los espectadores?

Me gustaría que conocieran lo que pasó allí. Yo creo que siempre se gana poniendo por delante la verdad. La reconciliación es imposible si las faltas y los errores no se admiten. En el caso de La Vendée no tengo una visión de buenos y malos, eso es un juicio de valor, pero sí de verdugos y víctimas, que no es igual. Creo que los franceses y el resto del mundo debe saber que el pueblo de La Vendée fue heroico y vivió el infierno.

No pretendemos alimentar más fuego con el filme, sino apaciguar y reconciliar exorcizando los fantasmas del pasado y como suele decir la gente de esa zona: «La Vendée perdona pero no olvida».

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