Hace unos meses, el Grupo de Estupefacientes de la Comisaría Provincial tuvo conocimiento de que un interno del penal burgalés condenado por tráfico de estupefacientes, J.C.C.A., se encontraba en régimen de tercer grado. Sus antecedentes e informaciones previas motivaron que los agentes le tuviesen muy vigilado ante la posibilidad de que intentase adquirir algún cargamento de droga. El día 20 de noviembre, sus sospechas se confirmaron. Junto con J.C.S., viajó al País Vasco y horas después regresó a su domicilio de Fuentecillas. Allí le intervinieron un kilo de 'speed'. Ahora el Ministerio Fiscal pide para él otros nueve años de prisión y siete para su compinche.
Tras confirmar que los ahora procesados habían partido en coche hacia la comunidad vecina, los policías montaron un dispositivo. Controlaron las entradas a la ciudad desde el norte de España, una estrategia que dio sus frutos un día después. Al filo de la madrugada del 20 de noviembre, el turismo sospechoso hizo nuevamente su entrada en Burgos y varias patrullas camufladas llevaron a cabo un seguimiento discreto hasta el barrio de Fuentecillas, donde les dieron el alto.
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