Diario de Burgos

Mena destapa sus joyas funerarias del neolítico

A.C. / Villasuso de Mena
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Un equipo de investigadores ha sacado parte de la cámara funeraria del dolmen La Travanta I, pero la mayor expectación se deposita sobre La Travanta II, a 300 metros, que podría ser el mas grande de la Península Ibérica

Las excavaciones han sacado a la luz la parte superior de la cámara funeraria de La Travanta I, que se continuará excavando en 2024. - Foto: DB

El párroco Félix Murga descubrió en 1989 los restos del dolmen La Travanta I, ubicado en un espacio estratégico, a la vista de todos los que atravesaban el Valle de Mena, en medio de los verdes prados que separan Villasasuso de Paradores y equidistante de los Montes de la Peña y los Montes de Ordunte. Ubicado a 3,2 kilómetros de cada una de estas cordadas montañosas, quienes lo construyeron sabían muy bien «donde situarlo», como explica el director del proyecto de investigación, el arqueólogo Raúl Martín Vela.

En 2022, Martín Vela, que investiga la prehistoria y en especial el fenómeno de los dólmenes en Segovia, presentó un proyecto de excavación en el Ayuntamiento del Valle de Mena con el respaldo de dos reconocidos asesores científicos, el profesor de la Universidad de Burgos, Miguel Moreno Gallo y el catedrático de la Universidad de Valladolid, Germán Delibes Castro. El grupo de gobierno recogió entonces el guante y arrancaron las investigaciones que han continuado esta pasada semana y mantienen el apoyo del nuevo gobierno municipal para continuar en años venideros.

La Travanta I es un dolmen de gran valor que estuvo compuesto por un túmulo o montón semicircular de piedras y tierra de entre 25 y 30 metros de diámetro. Las excavaciones realizadas en las últimas dos semanas han sacado a la luz su cámara funeraria, ubicada dejado del túmulo ya desaparecido. La cámara funeraria o cripta mide 5 metros de diámetro y cada año será más visible gracias a las excavaciones que buscan encontrar el corredor o pasillo por el que se entraba en ella para visitar a quienes en su día fueron allí enterrados. Hasta ahora, las excavaciones, que han profundizado unos 50 centímetros, han delimitado su amplitud, pero aun queda vaciarla, según explica el director del proyecto.

Sin embargo, la joya de la corona es La Travanta II, ubicado a unos 300 metros. Raúl Martín se atreve a vaticinar que «estamos ante uno de los mayores ejemplos de estructuras megalíticas de la Meseta norte y posiblemente de la Península Ibérica». «Nunca he visto una cosa igual», ilustra al describir el túmulo de este posible dolmen. Las pistas que ya ha lanzado el georradar así lo atestiguan y hacen confiar en productivas campañas futuras.

Los dos dólmenes del Valle de Mena se pretenden poner en valor con el objetivo último de que se conviertan en una referencia cultural y turística «de primer orden en el Valle de Mena», como describe el arqueólogo. En ellos se esconde parte de la historia de los meneses de hace unos 5.000 años. Es la historia de los hombres del final del Neolítico, puesto que los dólmenes hablan de su vida social, religiosa y evocadora, dado que servían de recuerdo de los que se iban.

En La Travanta I ya se han investigado más de 200 restos de huesos humanos  y el estudio antropológico ha concluido que pertenecen a cinco personas diferentes cuyos esqueletos se correspondían con los de trabajadores de una sociedad agrícola y ganadera, puesto que presentaban lesiones típicas de trabajos repetitivos. Además, caminaban constantemente y subían pendientes, como reflejan los huesos de sus pies. «Cuando estudiemos su ADN sabremos cuales fueron sus dietas alimenticias, sus enfermedades o si su origen era europeo», avanza Martín Vela, quien sabe que aún queda mucho por descubrir. También se han hallado restos de cerámicas prehistóricas elaboradas a mano, sin torno, lo que permite su datación hace unos 5.000 años.

muestra de arraigo. Los dólmenes, como los de La Travanta I y II se levantaban «para ser vistos». Eran fruto del trabajo comunal, como explica el investigador, y pretendían demostrar el arraigo de una comunidad en una tierra. Cuanto más grandes demostraban mayor cantidad de personas viviendo en ese territorio y marcaban una especie de hito geográfico, los límites de la tierra de una comunidad. El fenómeno megalítico, del que hay bellos ejemplos en la provincia, tiene especial arraigo en Castilla y León, Portugal, Extremadura y Castilla La Mancha. Pero La Travanta IIpromete destacar entre todos los descubiertos.

En esta ocasión, el Ayuntamiento menés ha vuelto a contar con el apoyo de las ayudas para excavaciones arqueológicas de la Diputación Provincial que ha cooperado con 5.082 de los 8.470 euros destinados a la investigación.