Los tres meses de verano han supuesto un punto de inflexión en las Urgencias del HUBU, donde se encadenaban meses de descensos de actividad a causa de la pandemia y, ahora, en cambio, casi se ha regresado a la situación previa a la explosión de la crisis por el SARS-CoV-2. Así se constata en los datos oficiales de la Consejería de Sanidad, que indican que en el servicio se atendió en julio, agosto y septiembre a 33.605 personas y, por tanto, a una media diaria de 365 pacientes. Son solo cuatro menos de los que se trató cada día del verano del 2019, justo el anterior a la pandemia (369 pacientes diarios, siempre según datos oficiales) y, en cambio, trece más de los que vieron los urgenciólogos en mismas fechas del 2022 (media de 352 diarios, según Sacyl).
La explicación a este cambio de tendencia puede tener varias causas, dado que no es algo específico de Burgos; de hecho, el aumento 'veraniego' de la presión en las Urgencias hospitalarias es generalizado en España. Eso hace pensar en que, finalizada la pandemia, se han recuperado los viejos -malos- hábitos y se recurre a los urgenciólogos de los hospitales para problemas que, las más de las veces, podrían o deberían resolverse en otro ámbito asistencial: el centro de salud o las urgencias de Atención Primaria. En este punto, en cambio, sí cabe el análisis desde una perspectiva exclusivamente local, ya que en la capital hay centros de salud con consultas médicas cuyos pacientes denuncian de forma reiterada que es casi excepcional conseguir una cita en menos de tres días, que es el margen temporal que Primaria considera normal para una cita.
Este mes, por ejemplo, este periódico tiene constancia de consultas, tanto médicas como de enfermería, que están emplazando a los pacientes a acudir en fechas que exceden con mucho los tres días. En Comuneros, por ejemplo, hay facultativos que el lunes 9 daban cita para el martes 24. Es decir, para dentro de más de dos semanas. La Gerencia de Atención Primaria acostumbra a descontar de los tiempos de espera los festivos y los fines de semana, por lo que, considera que en ese caso concreto la espera es de diez días y no de quince. Pero, en todo caso, rebasa con creces el tiempo que una persona con un problema de salud que necesita comentar con un médico está dispuesta a esperar.
Y, así, aunque la Gerencia de Atención Primaria ha indicado en reiteradas ocasiones que se puede pedir cita con otro médico del centro de salud en casos de urgencia, lo habitual es que quienes están en esta situación opten por marcharse a las Urgencias del HUBU. Ejemplo de ello es otro caso, de nuevo relacionado con el centro de salud de Comuneros, en el que un paciente pide cita con su facultativo el 2 de octubre y le emplazan a acudir el 18 de ese mismo mes. Dado que los síntomas urgían de una valoración médica, consigue hueco en la consulta de otro profesional el 3 de octubre y el paciente es derivado de inmediato a las Urgencias del HUBU.
Demoras semejantes son infrecuentes, pero no extraordinarias. Y menos en fechas como estas en las que hay un puente de por medio. Ayer, de hecho, ya era difícil conseguir cita para esta semana incluso en centros de salud como Santa Clara, donde lo habitual es emplazar a los pacientes de un día para otro. Ayer por la tarde había consultas en las que ya no era posible conseguir ver al médico cara a cara hasta el martes 17 por la tarde; es decir, casi seis días después para el paciente y algo más de tres para la Gerencia de Atención Primaria. Dado que con el médico se piden citas presenciales cuando algo no puede esperar, estos pacientes acabarán en el puente en el PAC del Divino Valles (ver información adjunta) o en las Urgencias del HUBU, donde ya se cuenta con cerrar el año como antes de la pandemia.