El 'Plan Nacional de actuaciones preventivas de los efectos de los excesos de temperaturas sobre la salud' presentado esta semana por el Ministerio de Sanidad fija en 34 grados el umbral de riesgo para la población en la provincia de Burgos. Esta iniciativa anual impulsada en 2004 tiene como objetivo «reducir los efectos potenciales» asociados al calor durante el periodo estival y la campaña de 2024 permanecerá activa hasta el próximo mes de septiembre.
Las previsiones avanzan que las olas de calor serán cada vez más habituales y de mayor duración en el futuro, por lo que el Gobierno central pone en marcha este tipo de herramientas para mitigar el impacto de las altas temperaturas en la salud.
No en vano, según un reciente estudio elaborado por el Instituto de Salud Carlos III entre los meses de julio y agosto del pasado año se registraron 30 muertes en el territorio burgalés asociadas al calor y a la comorbilidad. Una circunstancia que afecta, sobre todo, a las personas de mayor edad. El mismo informe reflejó que 22 de esos decesos contabilizados fueron de mayores de 85 años y el resto, a mayores de 64.
El Ministerio subraya que «las temperaturas extremadamente altas inciden directamente sobre la mortalidad por enfermedades cardiovasculares y respiratorias». Y, del mismo modo que el efecto del calor en los organismos es diferente en función del territorio, también es desigual su impacto.
Así, el Plan Nacional dibuja un nuevo mapa de alertas por zonas y divide ahora la geografía nacional en 182 sectores. Por provincias destacan los 26,4 grados asignados para fijar el umbral de riesgo en Asturias, mientras que en Córdoba este índice se va a los 41,4 grados. Son los dos extremos. En Castilla y León, Ávila (33,6), León (33,2), Palencia (33) y Soria (33,9) son las provincias cuyo límite es inferior al marcado para Burgos.
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