Diario de Burgos

Peor situación de los embalses al cierre del año hidrológico

DB / Burgos
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Los pantanos burgaleses arrastran la escasez de aportaciones y se encuentran al 50,7% de su capacidad máxima, seis puntos menos con respecto a la estadística media de la última década

El embalse de Úzquiza se encuentra actualmente al 51,9% de su capacidad. - Foto: Alberto Rodrigo

Los embalses burgaleses cierran un año hidrológico negativo que da continuidad a la tendencia acumulada en la última década, si bien todos los sistemas gestionados por la Confederación Hidrográfica del Duero «cumplirán con los volúmenes mínimos fijados por la Comisión de Desembalse». 

En su balance anual, la CHD refleja que la situación de los pantanos de Úzquiza y Arlanzón es ligeramente peor respecto a 2022, aunque mejor que la de otros embalses de Castilla y León. La cuenca se encuentra actualmente al 31,7% de su capacidad total, casi tres puntos más que hace un año (28,9%), mientras que el sistema Arlanza alcanza el 50,7%.

La cifra es sensiblemente menor que al comienzo de agosto, cuando se encontraban al 64,3% de su capacidad máxima con 62,4 hectómetros cúbicos acumulados. «La marcada escasez de aportaciones durante los últimos años» tiene su efecto en las reservas, si bien las lluvias acumuladas durante los meses de junio y septiembre ayudan a mitigar el efecto arrastrado en 2023 desde una primavera que dejó en abril y mayo «el peor valor histórico desde que hay registros», según explicó entonces la propia CHD.

De esta forma, mientras la cuenca se encuentra ocho puntos por debajo de la media de la última década (39,6%) por el efecto de un año «seco», la pérdida de volumen de los pantanos burgaleses se sitúa en el 6% con respecto a la medida generada desde 2013 (56,7%). A pesar de estos datos, su situación actual es mejor que la de otros sistemas del entorno.

Cabe recordar que, tras un año 2022 muy seco, el último invierno no cumplió con las expectativas. La escasez de reservas nivales se unió a la falta de agua en el sistema Arlanza, donde en el mes febrero solo se acumularon 4,4 hectómetros cúbicos. 

Aquello contribuyó al descenso de los niveles. Si los primeros meses de campaña ya adelantaban «un escenario complejo», ese 20% menos de aportaciones recibidas en el primer semestre del año dio paso a un verano extremadamente seco en julio. 

Entonces solo se registraron 0,8 litros por metro cuadrado en la capital, mientras que en agosto la situación apenas mejoró hasta los 1,8 litros.

Aunque la Confederación Hidrográfica del Duero ya señaló durante el estío que la calidad y la cantidad de agua embalsada descartaba cualquier problema de abastecimiento en Burgos, la «drástica reducción de la demanda de agua de los regadíos» ha permitido a los sistemas gestionados por la propia CHD iniciar el mes de octubre «con unos niveles superiores a los previstos» a pesar de las limitaciones sufridas en el sistema Pisuerga – Bajo Duero.

Con todo, en Castilla y León no se han vivido los problemas sufridos en otras autonomías como Andalucía, donde más de 600 municipios tuvieron restricciones durante el mes de agosto tanto en los domicilios como en las playas.

Precisamente, las intermitentes lluvias de las últimas semanas han supuesto «una reducción drástica de las necesidades» de los pantanos para dar un cierto margen de maniobra de cara al otoño. Los próximos meses serán determinantes para encarar 2024 con unas perspectivas mejores que las de los últimos años.

Calor otoñal. De momento, la nueva estación ha comenzado con temperaturas superiores a los 30 grados en la provincia y sin previsión de lluvias, por lo que los embalses aguardan su momento para revertir la negativa tendencia acumulada.

Los embalses del sistema Arlanza inician octubre con 49 hectómetros cúbicos embalsados. De ellos, 10,1 corresponden al embalse del Arlanzón (el 45,7% de su capacidad) y 38,9 al de Úzquiza (el 51,9% del total).