Diario de Burgos
Editorial

La Moncloa bien vale una repetición electoral en Murcia

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Las altas temperaturas no sólo se registran estos días en los termómetros de toda España. También la política está que arde en el arranque de una campaña electoral en la que los principales espadas sólo coinciden en que se trata de unos comicios decisivos.

El próximo 23 de julio, con medio país de vacaciones y el otro medio pensando en cuándo se irá, los españoles decidirán su futuro político. Tras el preámbulo del pasado 28 de mayo, los populares, que han recuperado poder territorial, han planteado la nueva cita con las urnas como un plebiscito al 'sanchismo', que identifican con 'mentira, maldad y manipulación'. Frente a ellos, Pedro Sánchez y el Partido Socialista intentan vender sus logros económicos y el 'escudo social' armado a raíz de la pandemia, mientras tratan de justificar sus decisiones más impopulares como el indulto a los independentistas, sus acuerdos parlamentarios con ERC y Bildu o su negativa a cesar a la ministra de Igualdad, Irene Montero, tras la oleada de reducciones de condena a agresores sexuales, en aras de la estabilidad política del país en tiempos de grandes incertidumbres agravadas en el último año y medio por la invasión rusa de Ucrania.

Con los dos grandes partidos lejos de la mayoría absoluta, según vaticinan todos los sondeos, la precampaña ha sido diseñada como una guerra de bloques, de las izquierdas contra las derechas, un escenario del que ahora el candidato del Partido Popular, Alberto Núñez Feijóo, trata de zafarse, ya que los acuerdos de Gobierno con Vox están movilizando a la izquierda y perjudicando sus intereses electorales. Un escenario del que el PSOE quiere sacar rédito y que explica por qué Pedro Sánchez decidió apretar el botón de la disolución de las Cortes el 29 de mayo, obviando, entre otros asuntos, el comienzo de la Presidencia española de la Unión Europea.

En la última semana, el Partido Popular se está esforzando por apelar al voto útil que permita un cambio de ciclo en España sin depender de las exigencias de Santiago Abascal. «Quiero una mayoría suficiente para poder gobernar en solitario», aseguraba el propio Feijóo el pasado domingo en Toledo en un encuentro con los 'alcaldes del cambio'.

En esta nueva estrategia de los populares ya hay algunos damnificados entre sus filas. Es el caso de Fernando López Miras, que el viernes no fue investido presidente de Murcia tras el voto en contra de los diputados de Vox, quienes exigen entrar en el Gobierno autonómico para cambiar el sentido de su voto. «París bien vale una misa». Esta frase atribuida al hugonote Enrique IV bien podría tener una traslación a la política española actual: «La Moncloa bien vale una repetición electoral en Murcia».